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Intervenciones de cuidados paliativos para pacientes con esclerosis múltiple

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Antecedentes

Los pacientes con esclerosis múltiple (EM) tienen síntomas complejos y diferentes tipos de necesidades. Estas demandas incluyen cómo manejar la carga de discapacidad física, así como la forma de organizar la vida diaria, reestructurar los roles sociales en la familia y en el trabajo, preservar la identidad personal y los roles comunitarios, mantener la autosuficiencia en el cuidado personal y cómo formar parte de una red de atención integrada. Los equipos de cuidados paliativos están capacitados para mantener líneas de comunicación abiertas, completas y competentes sobre los síntomas y la evolución de la enfermedad, la planificación de la atención por adelantado y los problemas y deseos del final de la vida. Los equipos crean un plan de tratamiento para el manejo total de los síntomas, apoyando a los pacientes y a las familias en la toma de decisiones. A pesar de los avances en la investigación y la existencia de muchas intervenciones para reducir la actividad de la enfermedad o para retrasar la evolución de la EM, esta afección sigue siendo una enfermedad que limita la vida y que presenta síntomas que afectan de forma negativa la vida de los pacientes que la padecen y de sus familias.

Objetivos

Evaluar los efectos (beneficiosos y perjudiciales) de las intervenciones de cuidados paliativos en comparación con la atención habitual para los pacientes con cualquier forma de esclerosis múltiple: EM recurrente‐remitente (EMRR), EM secundaria‐progresiva (EMSP), EM primaria‐progresiva (EMPP) y EM progresiva‐recurrente (EMPR). También se intentó comparar los efectos de diferentes intervenciones de cuidados paliativos.

Métodos de búsqueda

El 31 de octubre de 2018 se realizó una búsqueda bibliográfica en el registro especializado del Grupo de Revisión Cochrane de Esclerosis Múltiple y Enfermedades Raras del Sistema Nervioso Central (Cochrane MS and Rare Diseases of the Central Nervous System Review Group), que contiene ensayos de CENTRAL, MEDLINE, Embase, CINAHL, LILACS, Clinical trials.gov y la International Clinical Trials Registry Platform de la Organización Mundial de la Salud. También se realizaron búsquedas en PsycINFO, PEDro y Opengrey. También se realizaron búsquedas manuales en revistas relevantes y se revisaron las listas de referencias de las revisiones publicadas. Se estableció contacto con investigadores en cuidados paliativos y esclerosis múltiple.

Criterios de selección

Se consideraron elegibles para su inclusión los ensayos controlados aleatorizados (ECA) y los ensayos aleatorizados grupales, así como la primera fase de los ensayos cruzados (cross‐over). Se incluyeron estudios que comparaban las intervenciones de cuidados paliativos versus la atención habitual. También se incluyeron estudios que comparaban las intervenciones de cuidados paliativos versus otro tipo de intervenciones paliativas.

Obtención y análisis de los datos

Se utilizaron los procedimientos metodológicos Cochrane estándar. Se resumieron los resultados clave y la certeza de la evidencia en una tabla de "Resumen de resultados" que informó los resultados a los seis meses o más luego de la intervención.

Resultados principales

Tres estudios (146 participantes) cumplieron con los criterios de selección. Dos estudios compararon los cuidados paliativos multidisciplinarios de vía rápida versus atención estándar multidisciplinaria mientras el paciente se encontraba en un control en lista de espera, y un estudio comparó un enfoque paliativo multidisciplinario versus atención estándar multidisciplinaria en diferentes puntos temporales (12, 16 y 24 semanas). Dos eran ECA de diseño paralelo (94 participantes en total) y uno era un diseño cruzado (cross‐over) (52 participantes). Los tres estudios evaluaron los cuidados paliativos como una intervención domiciliaria. Uno de los tres estudios incluyó a participantes con "enfermedades neurodegenerativas", de los cuales los pacientes con EM eran un subconjunto de la población aleatorizada. El riesgo de sesgo de los estudios incluidos se evaluó mediante la herramienta Cochrane del "Riesgo de Sesgo".

No se encontró evidencia de diferencias entre los grupos de intervención y de control en el seguimiento a largo plazo (> seis meses después de la intervención) para los siguientes resultados: cambio medio en la calidad de vida relacionada con la salud (SEIQoL ‐ puntuaciones más altas significan mejor calidad de vida; DM 4,80; IC del 95%: ‐12,32 a 21,92; participantes = 62; estudios = 1; evidencia de certeza muy baja), eventos adversos graves (CR 0,97; IC del 95%: 0,44 a 2,12; participantes = 76; estudios = 1, 22 eventos, evidencia de certeza baja) e ingreso al hospital (CR 0,78; IC del 95%: 0,24 a 2,52; participantes = 76; estudios = 1; 10 eventos, evidencia de certeza baja).

Los tres estudios incluidos no evaluaron los siguientes resultados en el seguimiento a largo plazo (> seis meses después de la intervención): fatiga, ansiedad, depresión, discapacidad, función cognitiva, supervivencia sin recaídas y supervivencia sin evolución sostenida.

No se encontró ningún ensayo que comparara diferentes tipos de cuidados paliativos entre sí.

Conclusiones de los autores

Sobre la base de los resultados de los ECA incluidos en esta revisión, no se conoce si las intervenciones de cuidados paliativos son beneficiosas para los pacientes con EM. Existe evidencia de certeza baja o muy baja con respecto a la diferencia entre las intervenciones de cuidados paliativos versus atención habitual para la calidad de vida relacionada con la salud a largo plazo, los eventos adversos y el ingreso al hospital en pacientes con EM. Para el seguimiento a plazo intermedio, también se desconocen los efectos de los cuidados paliativos sobre los resultados: calidad de vida relacionada con la salud (medida de acuerdo a diferentes evaluaciones: SEIQoL o MSIS), discapacidad, ansiedad y depresión.

PICOs

Population
Intervention
Comparison
Outcome

The PICO model is widely used and taught in evidence-based health care as a strategy for formulating questions and search strategies and for characterizing clinical studies or meta-analyses. PICO stands for four different potential components of a clinical question: Patient, Population or Problem; Intervention; Comparison; Outcome.

See more on using PICO in the Cochrane Handbook.

Intervenciones de cuidados paliativos para pacientes con esclerosis múltiple

Objetivo

Evaluar los efectos (beneficiosos y perjudiciales) de las intervenciones de cuidados paliativos en comparación con la atención habitual para pacientes con cualquier forma de esclerosis múltiple: EM recurrente‐remitente (EMRR), EM secundaria‐progresiva (EMSP) y EM primaria‐progresiva (EMPP). También se intentó comparar los efectos de diferentes intervenciones de cuidados paliativos.

Antecedentes

La esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad crónica, incapacitante y progresiva que afecta a alrededor de 2 300 000 de personas en todo el mundo. Los numerosos síntomas de la EM dan lugar a cargas emocionales, psicosociales y físicas para los afectados. Los cuidados paliativos se definen como la atención activa y total del dolor y de los problemas psicológicos, espirituales y sociales de los pacientes con una enfermedad que no responde a los tratamientos curativos. Los cuidados paliativos incluyen el alivio del dolor y otros síntomas estresantes, la promoción del concepto de vida y muerte como algo natural, la promoción del respeto por el curso natural de la muerte, la integración de los aspectos psicológicos y espirituales en la atención al paciente y la preservación de una vida activa durante el mayor tiempo posible.

Características de los estudios

La revisión incluyó tres estudios con 146 participantes. Los tres estudios compararon los cuidados paliativos administrados en las visitas domiciliarias versus atención habitual para los pacientes con EM. Dos estudios incluyeron solo a participantes con EM. El tercer estudio (Ne‐PAL) incluyó a participantes con EM y otras enfermedades neurodegenerativas. En los tres estudios, las intervenciones se centraron en la evaluación y el tratamiento de los síntomas y la planificación del final de la vida. No se encontraron estudios que compararan diferentes tipos de cuidados paliativos entre sí.

Resultados clave

No se conocen con certeza las diferencias entre los cuidados paliativos versus la atención habitual para los siguientes resultados evaluados al momento del seguimiento a largo plazo (> seis meses después de la intervención): cambio en la calidad de vida relacionada con la salud, eventos adversos e ingreso al hospital. Los estudios incluidos no evaluaron la fatiga, la función cognitiva, la supervivencia sin recaídas ni la supervivencia sin evolución sostenida.

Calidad de la evidencia

No se sabe si las intervenciones de cuidados paliativos son beneficiosas para los pacientes con EM. Existe evidencia de certeza baja o muy baja con respecto a la diferencia entre las intervenciones de cuidados paliativos versus la atención habitual para la calidad de vida relacionada con la salud a largo plazo, los eventos adversos y el ingreso al hospital.

Actualidad de la evidencia
Esta evidencia se actualizó al 31 octubre 2018.

Conclusiones de los autores

available in

Implicaciones para la práctica

No se conoce con certeza el efecto de los cuidados paliativos para los pacientes con EM. La evidencia actual no apoya ni refuta el uso sistemático de las intervenciones de cuidados paliativos para los pacientes con EM.

Esta revisión destaca la escasez de datos sobre esta intervención compleja para la EM, que limita la posibilidad de hacer recomendaciones para la práctica basadas en la evidencia. Hasta que se publiquen estudios adicionales, la decisión sobre el uso de intervenciones de cuidados paliativos como complemento de la atención habitual debe tomarse teniendo en cuenta el contexto, la disponibilidad de un equipo multidisciplinario, las necesidades y deseos de los pacientes y los recursos disponibles.

Implicaciones para la investigación

Se necesitan ECA futuros de alta calidad que evalúen las intervenciones paliativas centradas en el bienestar y la autonomía de los pacientes con EM. Estos estudios deben (a) incluir a participantes con una EDSS < 8,0 (menos discapacidad) para evaluar los cuidados paliativos administrados al principio de la enfermedad ‐ hay una falta de estudios que consideren a estos participantes, (b) considerar las intervenciones de cuidados paliativos que implican un manejo global del individuo, con la inclusión de enfoques psicológicos, físicos y espirituales bien definidos, (c) informar de manera adecuada la intervención, incluyendo detalles sobre sus componentes, el profesional de la salud involucrado y los tratamientos aplicados, (d) planificar la posibilidad de considerar las intervenciones de cuidados paliativos, incluida la actividad física ‐ hay una falta de estudios sobre este enfoque y (e) adoptar los resultados básicos relacionados con el paciente ‐ la iniciativa COMET podría ser una fuente adecuada para identificarlos (Williamson 2017).

Summary of findings

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Summary of findings for the main comparison. Palliative care compared to usual care for people with multiple sclerosis (≥ six months post‐intervention)

Palliative care compared to usual care (long time) for people with multiple sclerosis

Patient or population: Adults people with multiple sclerosis (including RRMS, SPMS, PPMS, PRMS)1
Setting: Home‐based
Intervention: Palliative care
Comparison: Waiting List and Usual Care.

Outcomes

Anticipated absolute effects* (95% CI)

Relative effect
(95% CI)

№ of participants
(studies)

Certainty of the evidence
(GRADE)

Comments

Risk with control group (long time)

Risk with Palliative care

Health‐related quality of life

Assessed by: SeiQoL‐DW (higher scores mean better quality of life) Follow‐up: long‐term (24 weeks)

The mean change of the SeiQoL score in the control group was ‐4.0

The mean difference of the SeiQoL score in palliative group was 4.8 higher (‐12.43 lower to 22.03 higher)

58
(1 RCT)

⊕⊝⊝⊝
VERY LOW 2,3

Serious adverse events

Assessed by: number of participants presenting at least one serious adverse event

Follow‐up: long‐term (24 weeks)

269 per 1.000

261 per 1.000
(118 to 571)

RR 0.97
(0.44 to 2.12)

76
(1 RCT)

⊕⊕⊝⊝

LOW 3.4

Hospital admission

Assessed by: number of participants admitted in hospital

Follow‐up: long‐term (24 weeks)

154 per 1.000

120 per 1.000
(37 to 388)

RR 0.78
(0.24 to 2.52)

76
(1 RCT)

⊕⊕⊝⊝

LOW 3,4

Fatigue ‐ Not reported at long term follow‐up

Disability ‐ Not reported at long term follow‐up

Anxiety ‐ Not reported at long term follow‐up

Depression ‐ Not reported at long term follow‐up

*The risk in the intervention group (and its 95% confidence interval) is based on the assumed risk in the comparison group and the relative effect of the intervention (and its 95% CI).

CI: Confidence interval; RR: Risk ratio; OR: Odds ratio;

GRADE Working Group grades of evidence
High certainty: We are very confident that the true effect lies close to that of the estimate of the effect
Moderate certainty: We are moderately confident in the effect estimate: The true effect is likely to be close to the estimate of the effect, but there is a possibility that it is substantially different
Low certainty: Our confidence in the effect estimate is limited: The true effect may be substantially different from the estimate of the effect
Very low certainty: We have very little confidence in the effect estimate: The true effect is likely to be substantially different from the estimate of effect

1 RRMS: Relapsing‐remitting Multiple Sclerosis; SPMS: Secondary‐progressive Multiple Sclerosis; PPMS: Primary‐progressive Multiple Sclerosis; PRMS: Progressive‐relapsing Multiple Sclerosis.

2 Downgraded two levels due to risk of bias (unblinded participants and outcome liable to participant subjective judgement and incomplete outcome data).

3 Downgraded one level due to imprecision (low number of participants and wide confidence interval crossing the null).

4 Downgraded one level for risk of selective reporting (2/3 studies did not report health‐related quality of life measured by SeiQoL‐DW at 24 weeks).

Antecedentes

available in

Descripción de la afección

La esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad crónica, incapacitante y progresiva que afecta a alrededor de 2 300 000 de personas en todo el mundo (Browne 2014). La enfermedad se caracteriza por un proceso autoinmune, inflamatorio y desmielinizante (cuando la vaina de mielina de las neuronas se ve afectada y causa problemas en la conducción de signos, y daño a las funciones como el movimiento y la cognición) del cerebro y la médula espinal con pérdida progresiva de neuronas (células del sistema nervioso) y axones (parte de las neuronas responsables de la conducción de los impulsos nerviosos) (Nylander 2012).

El curso progresivo de la EM y el daño funcional relacionado afectan de forma considerable las actividades diarias, la autonomía y la calidad de vida de los pacientes. La enfermedad está asociada con un alto impacto emocional, social y físico para los pacientes, los cuidadores y los sistemas de salud (Chiaravalloti 2008; Fox 2012; Khan 2007; Multiple Sclerosis International Federation 2010).

A los pacientes se les diagnostica EM cuando se encuentran en una fase económicamente activa de sus vidas y buscan la autosuficiencia económica o necesitan mantener a sus familias.

El curso de la enfermedad es impredecible. De acuerdo con la clasificación más reciente, se informan los siguientes patrones: síndromes clínicamente aislados (SCA); síndrome radiológicamente aislado (SRI); EM recurrente‐remitente (EMRR); EM secundaria‐progresiva (EMSP); y EM primaria‐progresiva (EMPP) (Lublin 2014).

Descripción de la intervención

Los cuidados paliativos se definen como la atención activa del dolor y de los problemas psicológicos, espirituales y sociales de los pacientes con una enfermedad que no responde a los tratamientos curativos (EAPC 1998). Los cuidados paliativos tienen como objetivo mejorar la calidad de vida de los pacientes y sus familias. Debido a que incluyen la combinación de varios componentes, pueden definirse como una intervención compleja (Craig 2008).

Los objetivos de los cuidados paliativos incluyen el alivio del dolor y otros síntomas causantes de estrés; la promoción del concepto de vida y muerte como algo natural; la promoción del respeto por el curso natural de la muerte; la integración de los aspectos psicológicos y espirituales en la atención del paciente; la preservación de una vida activa durante el mayor tiempo posible; la asistencia a las familias para que apoyen a los pacientes durante la enfermedad y después de ella; y la mejoría de la calidad de vida influyendo de manera positiva en el curso de la enfermedad y promoviendo la discusión de la planificación de la atención por adelantado con el paciente y su familia (Haun 2017; Hui 2013; WHOQOL Group 1998; OMS 2018).

Los cuidados paliativos pueden ser administrados por un equipo de especialistas multidisciplinarios (médicos, personal de enfermería, trabajadores sociales, capellanes, fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales, dentistas, psicólogos y psiquiatras) o a través de un enfoque coordinado por un profesional especializado (normalmente personal de enfermería). Los cuidados paliativos suelen tener lugar en diferentes entornos, como la comunidad, los hospitales, los hospicios, las unidades de atención diurna, las clínicas ambulatorias y el hogar del paciente (Huan 2014).

Los cuidados paliativos pueden dividirse en tres categorías: `cuidados paliativos tempranos', cuidados paliativos administrados al principio de la enfermedad; `cuidados paliativos', que se centran en el tratamiento de los síntomas y la calidad de vida; y `cuidados al final de la vida', atención proporcionada a los enfermos terminales, cuando la persona está viviendo los últimos días de su vida (Haun 2017, NICE 2004, Turner‐Stokes 2008).

De qué manera podría funcionar la intervención

Existe alguna evidencia sobre los beneficios de los cuidados paliativos para los pacientes con cáncer (Gomes 2013; Higginson 2003), aunque hay una falta de evidencia para otras afecciones, como las enfermedades neurodegenerativas (enfermedades en las que la destrucción progresiva e irreversible de las neuronas se produce de forma gradual y afecta las funciones motoras, fisiológicas y cognitivas) (Karam 2016; Murphy 2016). Se cree que este tipo de atención puede tener un impacto positivo en la calidad de vida de los pacientes con EM, independientemente de la actividad de la enfermedad, aunque la estrategia ofrecida durante los diferentes períodos variará en función de sus síntomas y necesidades. Se pueden planificar diferentes estrategias para tratar el dolor y otros síntomas, las cuestiones psicosociales y económicas, la planificación de la atención al final de la vida y las directivas por adelantado (Edmonds 2010; Murphy 2016).

Los pacientes con EM se presentan a la consulta con síntomas complejos (Strupp 2016), dando lugar a diferentes tipos de demandas. Estas demandas incluyen cómo manejar la carga de discapacidad física, así como la forma de organizar la vida diaria, reestructurar los roles sociales en la familia y en el trabajo, preservar la identidad personal y los roles comunitarios, mantener la autosuficiencia en el cuidado personal y cómo formar parte de una red de atención integrada (Strupp 2016).

Los equipos de cuidados paliativos están capacitados para mantener líneas de comunicación abiertas, completas y competentes sobre los síntomas y la evolución de la enfermedad, la planificación de la atención por adelantado y los problemas y deseos del final de la vida (Buecken 2012; Strupp 2016).

La atención de las necesidades de la familia también es una tarea para los equipos de cuidados paliativos. Cuando muere un miembro de la familia que presentaba EM, surgen muchos sentimientos, entre los que se observan el dolor y el alivio: dolor por la pérdida de un pariente querido y alivio debido a que ese miembro de la familia ya no está sufriendo (Wollin 2006). El tratamiento de las familias que viven con una persona que sufre de una enfermedad crónica progresiva puede prevenir el desarrollo de dolor o depresión complicados o anticipados (Lobb 2006; Wittouck 2011).

Por qué es importante realizar esta revisión

A pesar de la investigación y el desarrollo de muchas intervenciones dirigidas a reducir la actividad de la enfermedad o retrasar la evolución de la EM, esta afección sigue siendo potencialmente mortal y presenta síntomas muy perjudiciales para los pacientes que la padecen y sus familias.

Algunos estudios primarios han evaluado la efectividad de los cuidados paliativos para los pacientes con EM (Strupp 2016). Una síntesis exhaustiva de los estudios primarios de los cuidados paliativos para pacientes con EM ayudará a los profesionales de la salud, a los pacientes y a las familias a tomar decisiones de tratamiento informadas al considerar los cuidados paliativos para la EM.

Objetivos

available in

Evaluar los efectos (beneficiosos y perjudiciales) de las intervenciones de cuidados paliativos para los pacientes con tipos de EM: EM recurrente‐remitente (EMRR), EM secundaria‐progresiva (EMSP) y EM primaria‐progresiva (EMPP). También se intenta comparar los efectos de diferentes intervenciones de cuidados paliativos considerando los ámbitos de administración y las categorías, es decir, cuidados paliativos tempranos, cuidados paliativos o cuidados al final de la vida.

Métodos

available in

Criterios de inclusión de estudios para esta revisión

Tipos de estudios

Se consideraron elegibles para su inclusión los ensayos controlados aleatorizados (ECA) y los ensayos aleatorizados grupales, así como la primera fase de los ensayos cruzados (cross‐over). Se consideraron los estudios informados como textos completos, solo como resúmenes y los informes no publicados.

Tipos de participantes

Se incluyó a adultos diagnosticados con EM según los criterios de McDonald o Poser (McDonald 2001; Polman 2011; Poser 1983; Thompson 2018). Se consideraron los participantes con las siguientes formas de EM: EM recurrente‐remitente (EMRR), EM secundaria‐progresiva (EMSP), EM primaria‐progresiva (EMPP) y EM progresiva‐recurrente (EMPR) (Lublin 2014), independientemente del sexo, el momento del diagnóstico o el grado de funcionalidad.

Tipos de intervenciones

Se consideró para la inclusión cualquier tipo de intervención de cuidados paliativos, administrada en cualquier esquema, sola o asociada con medicamentos, durante cualquier período de tiempo. El estudio primario tenía que definir la intervención como paliativa para poder ser incluido en esta revisión. Los posibles tipos de intervenciones incluyeron (pero no se limitaron a): trabajo en equipo multidisciplinario con el objetivo de tratar los síntomas físicos, espirituales y psicosociales; manejo de cómo vivir con una enfermedad potencialmente mortal; y atención avanzada que incluye la discusión del soporte vital avanzado (Murphy 2016).

Los cuidados paliativos se definen como un tipo de tratamiento destinado a mejorar la calidad de vida de los pacientes y las familias que se enfrentan a una enfermedad potencialmente mortal, mediante la detección precoz, la prevención y el tratamiento del dolor y el sufrimiento psicosocial, físico y espiritual. Pueden ayudar a la persona a vivir con la mayor funcionalidad e independencia posible hasta la muerte. Deben integrarse en los sistemas de salud de los países y ofrecerse al principio de la evolución de la enfermedad. Suelen estar a cargo de un equipo multidisciplinario y en diferentes niveles de atención (en el hogar, en la comunidad y en los servicios de cuidados paliativos especializados) (NICE 2004; OMS 2018).

Comparaciones

  • Intervenciones de cuidados paliativos versus intervenciones de atención habitual.

  • Intervención de cuidados paliativos versus otro tipo de intervención de cuidados paliativos, teniendo en cuenta los ámbitos de administración (por ejemplo, intervenciones de cuidados paliativos domiciliarios versus intervenciones de cuidados paliativos en hospicios).

Tipos de medida de resultado

Resultados primarios

  • Calidad de vida relacionada con la salud.

  • Eventos adversos

Resultados secundarios

  • Fatiga.

  • Función cognitiva.

  • Discapacidad.

  • Ansiedad.

  • Depresión.

  • Ingresos hospitalarios.

  • Supervivencia libre de recidiva

  • Supervivencia sin evolución sostenida.

Método y momento adecuado de la medición de los resultados

  • Calidad de vida relacionada con la salud: evaluada con la escala Multiple Sclerosis Quality of Life scale (MSQOL‒54) (Vickrey 1995); el Multiple Sclerosis Quality of Life Inventory (MSQLI) (Fischer 1999); u otras herramientas validadas, como la escala SEIQoL‐DW (O'Boyle 1995).

  • Eventos adversos: número de participantes con al menos un evento adverso, que incluyen (pero no están limitados a): quejas de los participantes, dolor, trastornos del sueño o cualquier evento considerado como adverso por el participante.

  • Fatiga: evaluada con la Fatigue Severity Scale o el Fatigue Index Scale (Krupp 1989); o cualquier otra herramienta validada.

  • Función cognitiva: evaluada con cualquier herramienta validada, incluido el Multiple Sclerosis Neuropsychological Questionnaire (Benedict 2003); y la Wechsler Adult Intelligence Scale (WAIS, Wechsler 1997).

  • Discapacidad: cambio en la discapacidad evaluado con la Expanded Disability Status Scale (EDSS, Kurtzke 1983).

  • Ansiedad y depresión evaluadas con las subescalas del Delusion‐States‐Symptoms Inventory (Bedford 1978); o cualquier otra herramienta validada.

  • Ingreso al hospital: número de participantes que experimentan al menos un ingreso al hospital.

  • La supervivencia libre de recidiva se definió como los síntomas recién desarrollados o con empeoramiento reciente de disfunción neurológica, que persisten por más de 24 horas y se confirman objetivamente. Sin embargo, se consideraron criterios menos rigurosos (según lo definido por el autor del estudio primario) y se intentó evaluar estos criterios por separado.

  • Supervivencia sin evolución sostenida: la evolución se definió como un aumento ≥ 1,0 punto en la puntuación en la Expanded Disability Status Scale (EDSS) en participantes con una puntuación inicial ≤ 5,0; o un aumento ≥ 0,5 puntos en participantes con una puntuación inicial ≥ 5,5 puntos confirmada a los seis meses (Kurtzke 1983). Un aumento de un 1,0 punto en la puntuación EDSS confirmado a los tres meses de seguimiento se consideró una medida de resultado indirecta de la evolución.

Se midieron los resultados predeterminados en los siguientes intervalos de tiempo: a corto plazo (menos de un mes después de la intervención), intermedio (de un mes a menos de seis meses después de la intervención) y a largo plazo (≥ seis meses después de la intervención). Cuando un estudio midió un resultado más de una vez durante el mismo intervalo de tiempo, se consideró la última medida para el análisis, para evitar el recuento doble de los participantes.

Métodos de búsqueda para la identificación de los estudios

We conducted a sensitive literature search to identify studies. The search strategy was not limited by year of publication, language or publication type.

Búsquedas electrónicas

The Information Specialist searched on the specified dates the Trials Register of the Cochrane Multiple Sclerosis and Rare Diseases of the CNS Group, which, among other sources, contains trials from:

See Appendix 1 for the list of keywords used in the search.

In addition we searched:

  • PsycINFO (American Psychological Association (APA) (from inception to 31 October 2018); www.apa.org/pubs/databases/psycinfo/index.aspx); (Appendix 2);

  • PEDro (Physiotherapy Evidence Database; www.pedro.org.au) (from inception to 31 October 2018); (Appendix 3);

  • Opengrey (European Association for Grey Literature Exploitation ‒ EAGLE; www.opengrey.eu) (from inception to 31 October 2018); (Appendix 4).

Information on the Group's Trials Register and details of search strategies used to identify trials can be found in the 'Specialised Register' section within the Cochrane Multiple Sclerosis and Rare Diseases of the CNS Group's website (https://msrdcns.cochrane.org/).

Búsqueda de otros recursos

We screened the reference lists of published reviews to identify RCTs that we may not have identified through our electronic searches. We also handsearched the annals of national and international conferences, such as America's Committee for Treatment and Research in Multiple Sclerosis; Congress of the European Committee for Treatment and Research in Multiple Sclerosis; International Congress on Palliative Care; European Association for Palliative Care; and MS and palliative care societies. We contacted specialists in MS and in palliative care to find additional information.

Obtención y análisis de los datos

Selección de los estudios

Two review authors (COCL and RLP) independently screened all references retrieved by the search and selected studies for full‐text reading from the titles and abstracts. They consulted a third author (ALCM) in case of disagreement. Two independent authors (COCL and RLP) read the full texts of potentially relevant studies. They included those that fulfilled the aforementioned selection criteria. When necessary, a third author (DVP) resolved disagreements. We recorded the reasons for exclusion of each study.

Extracción y manejo de los datos

The records retrieved by the search were entered into a reference manager program (Mendeley 2017) and this information was transferred to the Rayyan platform (Ouzzani 2016). We identified and excluded duplicates and collated multiple reports of the same study so that each study, rather than each report, was the unit of interest in the review. We recorded the selection process in sufficient detail and completed a PRISMA flow diagram (Moher 2010), and a 'Characteristics of excluded studies' table.

Two review authors (COCL and RLP) independently extracted data from each included RCT using a standardised data extraction form. In case of disagreements, a third author (RR) was involved to reach consensus. When available data were insufficient, we contacted the authors of included studies to obtain additional information (Latorraca 2018 [pers comm]; Latorraca 2018a [pers comm]; Latorraca 2018b [pers comm]; Latorraca 2018c [pers comm]; Latorraca 2018d [pers comm]; Latorraca 2019 [pers comm] ). We extracted the following information from each study.

  1. Study identification: title, year of publication, contact authors, and publication status (abstract or full‐text report).

  2. Methods: ethical approval, objectives, study design, duration of study and follow‐up period, number and location of centres, setting, methods and unit of randomisation, allocation, concealment, blinding.

  3. Participants: inclusion and exclusion criteria, method of recruitment, informed consent obtained, total number randomised, baseline imbalances, withdrawals and losses to follow‐up, age, gender, race/ethnicity, type of MS, previous treatments, comorbidities, diagnostic criteria, and other relevant social and demographic data.

  4. Interventions: number randomised in each group, dose, duration of treatment period, delivery setting, co‐interventions, and compliance.

  5. Outcomes: primary and secondary outcomes specified and collected, results for all these outcomes (absolute and relative number and rates), definition of outcomes, timing measured and reported, outcome assessors, imputation of missing data, and number of participants in each arm at the end of the study.

  6. Notes: funding source, declaration of interest.

Evaluación del riesgo de sesgo de los estudios incluidos

Two review authors (COCL and RLP) independently evaluated risk of bias of each included study according to Cochrane's tool for assessing risk of bias (chapter 8.5, Cochrane Handbook for Systematic Reviews of Interventions (Higgins 2011)). They involved a third author (RR) to reach consensus, when necessary. The 'Risk of bias' tool covers the following seven domains.

  • Sequence generation: was the allocation sequence adequately generated?

  • Allocation concealment: was allocation adequately concealed?

  • Blinding of participants and personnel: was knowledge of the allocated interventions adequately prevented during the study?

  • Blinding of outcome assessors: was knowledge of the allocated interventions adequately prevented during the study?

  • Incomplete outcome data: were outcome data adequately assessed and accounted for?

  • Selective outcome reporting: were the reports of the study free of any suggestion of selective outcome reporting?

  • Other potential threats to validity: was the study apparently free from other problems that could put it at risk of bias?

Judgement of risk of bias for each domain involves classification into one of three categories: (1) low risk of bias, when we consider the domain described by the study to be adequate; (2) high risk of bias, when we consider the domain described by the study to be inadequate; and (3) unclear risk of bias, when the study does not provide enough information for judgement. For the domains 'blinding of participants and personnel', 'blinding of outcome assessors' and 'incomplete outcome data', we planned to judge different outcomes separately. However, we judged blinding of participants and personnel, blinding of outcome assessment and incomplete outcome data at outcome level, but we presented it gathered by study as it was more readable.

We summarised the overall risk of bias for each outcome, following the criteria below:

  • Low risk of bias (plausible bias unlikely to seriously alter the results) when all the criteria were classified as at low risk of bias.

  • Unclear risk of bias (plausible bias that raises some doubt about the results) when one or more criteria were classified as at unclear risk of bias in the absence of any criteria classified as high risk of bias.

  • High risk of bias (plausible bias that seriously weakens confidence in the results) when one or more criteria were classified as at high risk of bias.

Medidas del efecto del tratamiento

For each outcome, we calculated a summary estimate of treatment effects with 95% confidence intervals (CIs) for each comparison. We reported continuous data as mean differences (MDs) and, if the outcome was measured in different scales, standardised mean differences (SMDs). We planned to summarise dichotomous outcomes as risk ratios (RRs) and time‐to‐event outcomes as hazard ratios (HRs).

Cuestiones relativas a la unidad de análisis

The analysis was made at the individual allocation level regardless of study design, parallel or cross‐over. We did not find any cluster‐randomised trials or studies with multiple treatment groups that assessed palliative care interventions for MS.

Manejo de los datos faltantes

In cases of missing or unavailable data, we contacted the corresponding authors of the primary studies for further information. We recorded the answers obtained and the dates of our contacts. We searched for protocols or additional articles (or both) related to the included trials. Where data were missing to the extent that we could not include the study in the meta‐analysis, and attempts to retrieve data were exhausted, we presented the results as qualitative syntheses.

Evaluación de la heterogeneidad

We assessed the following among studies:

  • Clinical heterogeneity: we assessed included studies based on characteristics of participants (MS types, comorbidity, and treatments that participants were probably receiving on trial entry); characteristics of the intervention (delivery setting, timing of palliative care, treatment duration); and outcomes (measurement tools and timing).

  • Methodological heterogeneity: we assessed the randomisation process, study quality, and analytical methods of the included studies.

  • Statistical heterogeneity: we used the Chi² test and the I² statistic. I² values equal to or higher than 50% were considered as indicative of significant heterogeneity between studies in a meta‐analysis (Higgins 2011).

Evaluación de los sesgos de notificación

We did not perform a funnel plot analysis because fewer than ten trials were included in the review (Egger 1997).

Síntesis de los datos

We planned to apply a random‐effects model by default. To assess the robustness of our findings, we planned to conduct sensitivity analyses for primary outcomes using fixed‐effect models (Review Manager 2014). In case of inconsistency between the two models, we planned to present both results; otherwise, we would present only results from the random‐effects model. For outcomes where we could not provide a quantitative analysis, we presented the results of individual studies in a narrative synthesis (qualitative analysis).

Análisis de subgrupos e investigación de la heterogeneidad

For the primary outcomes, we planned to perform the following subgroup analyses to verify the consistency of results in different subgroups.

  • Disease type: relapsing‐remitting, primary‐progressive or secondary‐progressive.

  • Setting of palliative care: home‐based, hospice‐based, day care‐based, hospital‐based, ambulatory‐based.

Due to the scarcity of studies included in the meta‐analyses, we could not conduct subgroup analyses.

Análisis de sensibilidad

If a sufficient number of studies had been included, we would have undertaken sensitivity analyses, for the primary outcomes, to assess the strength of the results by:

  • Excluding from the meta‐analysis studies judged to be at 'high risk of bias' and 'unclear risk of bias' as defined in Assessment of risk of bias in included studies section.

  • Excluding from the meta‐analysis unpublished studies.

  • Using fixed‐effect models.

'Summary of findings' table

We created a 'Summary of findings' table for the following outcomes at long‐term follow‐up (≥ six months):

  • Health‐related quality of life.

  • Adverse events.

  • Fatigue.

  • Disability.

  • Anxiety

  • Depression.

  • Hospital admission.

We assessed the five GRADE parameters for each outcome (risk of bias, inconsistency, imprecision, indirectness, and publication bias) to evaluate the quality of the body of evidence as it related to the studies that contributed data to the meta‐analyses (GRADE 2013). We based the grading of the evidence related to the risk of bias on all domains of the 'Risk of Bias' table. We used the methods and recommendations described in Section 8.5 and Chapter 12 of the Cochrane Handbook for Systematic Reviews of Interventions (Higgins 2011); and used GRADEpro software (GRADEprofiler 2011). We justified all decisions to downgrade the quality of the evidence in the footnotes.

Results

Description of studies

We summarised the characteristics of participants, interventions, and outcomes of the included studies in the Characteristics of included studies table.

Results of the search

The search strategy identified 735 records (up to 31 October 2018). An additional 80 records were retrieved through other sources. After removing duplicates, two review authors (COCL and RLP) independently screened the titles and abstracts of 659 records, excluded 646 records and selected 13 for full‐text reading. Two of these were excluded (Campbell 2010; Strupp 2016) because they were narrative reviews. Three studies, that were reported in 11 articles were included (Edmonds 2010; NE‐PAL 2015; PeNSAMI 2018). Figure 1 presents the process of study identification and selection.


Study flow diagram.

Study flow diagram.

Included studies

Date of publication

The included trials were published between 2010 and 2018 (Edmonds 2010; NE‐PAL 2015; PeNSAMI 2018).

Design and setting

Two studies were single‐centre randomised clinical trials: one with a parallel‐group design (NE‐PAL 2015) and one with a cross‐over design (Edmonds 2010). The third study was a multicentric randomised controlled parallel‐group trial (PeNSAMI 2018), conducted in three Italian centres (Milan, Rome and Catania). Two studies were conducted in Italy (NE‐PAL 2015; PeNSAMI 2018) and one in the United Kingdom (Edmonds 2010).

Sample size

Overall, 146 participants with MS were randomised (52 from Edmonds 2010, 18 from NE‐PAL 2015 and 76 from PeNSAMI 2018) and 136 (92%) were available for analysis.

Participants

Overall, 91 participants were female and 55 were male, with a mean age of 57.5 years.

One study (NE‐PAL 2015) included participants with different neurodegenerative disorders: amyotrophic lateral sclerosis (ALS), multiple sclerosis (MS) and Parkinson's disease (PD). We contacted the authors to obtain separate data for participants with MS. Two studies (Edmonds 2010; PeNSAMI 2018) included only participants with severe MS defined as a mean Expanded Disability Status Scale (EDSS) score ≥ 8.0.

Interventions and controls

All three studies assessed home‐based palliative care team visits. Palliative care was offered to all participants allocated to the control group at the end of the studies. In two studies (Edmonds 2010; NE‐PAL 2015), the control group was on a waiting list while in PeNSAMI 2018, the control group was usual care.

Edmonds 2010 included 52 participants with MS from South East London. The duration of the intervention was 12 weeks (first period) and 24 weeks (second period). Participants were assessed at baseline, 6 weeks, 12 weeks, 18 weeks and 24 weeks from intervention. We included only the first period of the cross‐over (12 weeks ‐ intermediate‐term follow‐up). The participants in the intervention group (called Fast track (FT)) received palliative care team visits, 3 visits in 12 weeks, to evaluate and manage their main symptoms. The participants in the control group received standard best practice while they were on a waiting list. The participants in this group received the usual care for MS available in London at that time.

The Ne‐PAL study (NE‐PAL 2015) was conducted in Turin, Italy and included 50 participants in total: 18 with MS, 16 with ALS and 16 with PD. The intervention duration was 16 weeks. Participants were assessed at baseline and at the end of the intervention (week 16), which we considered as intermediate‐term follow‐up. The Intervention group was called Specialist Palliative Care Service (SPSC) ‐ Fast track (FT). Participants in this group received palliative care team visits, at weekly intervals, to assess and manage symptoms. The MS participants in the control group received usual care.

The PeNSAMI study (PeNSAMI 2018) included a total of 76 participants with MS. The intervention duration was 24 weeks. Participants were assessed at baseline, 6 weeks, 12 weeks, 18 weeks (only for the control group) and 26 weeks. The study provided data for the primary outcomes at 12 weeks and 26 weeks (intermediate‐term and long‐term follow‐up). Intervention group participants received home‐based visits from a palliative care team to assess and manage their symptoms. During the first 12 weeks, the participants received team visits every two weeks; during the second 12 weeks period, the visits were scheduled whenever necessary. The participants in the control group received usual care for MS according to local practice.

Outcomes

According to these review outcomes, the studies that evaluated each outcome were:

Ongoing studies

No ongoing study was identified.

Excluded studies

Two narrative reviews were excluded (Campbell 2010; Strupp 2016) (see Characteristics of excluded studies tables).

Risk of bias in included studies

Risk of bias of included studies was evaluated with the Cochrane 'Risk of Bias' tool. Domains were classified as having a 'low risk', 'high risk' and 'unclear risk of bias' (Higgins 2011). We contacted the first or senior authors of all three studies. We asked the authors of PeNSAMI 2018 to provide additional methodological details not reported in the article. To date, two authors (Edmonds 2010; NE‐PAL 2015) responded to our requests and provided additional information. See: Characteristics of included studies, Figure 2 and Figure 3.


Risk of bias summary: review authors' judgements about each risk of bias item for each included study.

Risk of bias summary: review authors' judgements about each risk of bias item for each included study.


Risk of bias graph: review authors' judgements about each risk of bias item presented as percentages across all included studies.

Risk of bias graph: review authors' judgements about each risk of bias item presented as percentages across all included studies.

Allocation

PeNSAMI 2018 reported adequate methods for sequence generation and allocation concealment (low risk); NE‐PAL 2015 reported inadequate methods for both domains (high risk); and Edmonds 2010 did not provide enough information to assess sequence generation and allocation concealment (unclear risk).

Blinding

All the three studies reported that participants and investigators were not blinded (high risk). Two studies (Edmonds 2010; NE‐PAL 2015) were at high risk of detection bias (no blinding of outcome assessors) and one study (PeNSAMI 2018) was at low risk.

Incomplete outcome data

We judged all three included studies at high risk because they reported unbalanced numbers across intervention groups with different reasons for loss to follow‐up. No reasonable explanation was given.

Selective reporting

One study (PeNSAMI 2018) reported all prespecified primary outcomes (low risk). The other two included studies did not provide enough information to assess reporting bias (unclear risk).

Other potential sources of bias

No other source of potential bias was found in all three studies and we judged them as having a low risk of bias for this domain.

Effects of interventions

See: Summary of findings for the main comparison Palliative care compared to usual care for people with multiple sclerosis (≥ six months post‐intervention)

Summary of findings table 1 provides estimates of treatment effects on health‐related quality of life, adverse events and hospital admission at long‐term follow‐up (24 weeks), along with certainty of available evidence for each outcome. Data needed to estimate treatment effects on fatigue, cognitive function, disability, anxiety and depression were not available.

Comparison: Palliative care versus usual care

Primary outcomes
Health‐related quality of life (HRQoL)

All included studies assessed this outcome.

Two studies (NE‐PAL 2015; PeNSAMI 2018) used the Schedule for the Evaluation of Individual Quality of Life Direct Weight (SEiQOL‐DW, higher scores mean better quality of life) tool to assess this outcome at intermediate‐term follow‐up (one month to less than six months post‐intervention).

After our contact, the authors of one study provided additional data (NE‐PAL 2015). Until the publication of this review, PeNSAMI 2018 authors did not reply to our contact, therefore we performed a meta‐analysis with the available data. No difference was observed between the treatment groups for change in HRQoL from baseline to 12 weeks (MD 6.07, 95% CI ‐4.91 to 17.06; participants = 76; studies = 2; I2 = 0%) (Analysis 1.1).

Edmonds 2010 used the Multiple Sclerosis Impact Scale (MSIS, higher scores mean worse quality of life) and presented the data separately for the score change from baseline to 12 weeks for physical and psychological subscales (intermediate‐term follow‐up). The authors found no differences between groups in both subscales: physical score (MD 6.80, 95% CI ‐11.16 to 24.76; participants = 23; studies = 1) (Analysis 1.2) and psychological score (MD 0.90, 95% CI ‐3.12 to 4.92; participants = 38; studies = 1) (Analysis 1.3).

No difference between the treatment groups was also found at long‐term follow‐up, measured with the mean change from baseline to six months, with data available from only one study (PeNSAMI 2018) (MD 4.80, 95% CI ‐12.32 to 21.92; participants = 62; studies = 1; very low‐certainty of evidence) (see summary of findings Table for the main comparison; Analysis 2.1).

Adverse events

One study (PeNSAMI 2018) assessed 'serious adverse events'. Among the 76 participants included, 20 of them reported 22 serious adverse events. There were no differences between groups (13/50 in the palliative care group versus 7/26 in the control group; (RR 0.97, 95% CI 0.44 to 2.12; participants = 76; studies = 1; low‐certainty evidence) (see summary of findings Table for the main comparison; Analysis 2.2).

Secondary outcomes
Fatigue

No included study assessed this outcome.

Cognitive function

No included study assessed this outcome.

Disability

All studies assessed disability using the Expanded Disability Status Scale (EDSS, higher scores mean worse symptoms). However, two studies reported the data incompletely (Edmonds 2010; PeNSAMI 2018). We contacted authors from both studies to request data on this outcome. Edmonds 2010 answered that the EDSS was used to assess the participants at baseline and was not used as an outcome measure. PeNSAMI 2018 did not provide data to date. Therefore, only one study contributed to the analysis of this outcome (NE‐PAL 2015). After our contact, the authors of the NE‐PAL 2015 study provided additional data that we included in the analysis. There were no differences between groups at intermediate‐term follow‐up (MD 0.13, 95% CI ‐0.44 to 0.70; participants = 16; studies = 1) (Analysis 1.4).

Anxiety

Two studies assessed anxiety but reported the results incompletely (NE‐PAL 2015, PeNSAMI 2018). After our contact, the authors of one study provided additional data (NE‐PAL 2015) that we included in the analysis. This study assessed 16 participants.

For anxiety, measured with the Hospital Anxiety and Depression Scale ‐ Anxiety (HADS‐A, higher scores mean worse symptoms), there were no differences between groups at intermediate‐term follow‐up (MD 2.50, 95% CI ‐0.94 to 5.94; participants = 16; studies = 1) (Analysis 1.5).

Depression

Two studies assessed depression (NE‐PAL 2015; PeNSAMI 2018), but only one provided data after contact with authors (NE‐PAL 2015).

For depression, measured with the Hospital Anxiety and Depression Scale ‐ Depression (HADS‐D, higher scores mean worse symptoms), there were no differences between groups at intermediate‐term follow‐up (MD ‐0.50, 95% CI ‐4.14 to 3.14; participants = 16; studies = 1) (Analysis 1.6).

Hospital admission

One study, including 76 participants, assessed this outcome (PeNSAMI 2018). The proportion of participants hospitalised was similar between groups (6/50 in the palliative care group versus 4/26 in the control group; RR 0.78, 95% CI 0.24 to 2.52; participants = 76; studies = 1, low‐certainty evidence) (see summary of findings Table for the main comparison; Analysis 2.3).

Relapse‐free survival

No included study assessed this outcome.

Sustained progression‐free disease survival

No included study assessed this outcome.

Discusión

available in

Resumen de los resultados principales

Esta revisión sistemática procuró evaluar los efectos (beneficiosos y perjudiciales) de las intervenciones de cuidados paliativos para los pacientes con EM. Los resultados de tres ECA, con un total de 146 participantes, indican que no se conocen con certeza los efectos de los cuidados paliativos sobre la calidad de vida, la discapacidad, la ansiedad y la depresión en comparación con la atención habitual. Los resultados de esta revisión reflejan la escasez de estudios en esta área.

La certeza general muy baja de la evidencia (Resumen de resultados, Tabla 1) para los resultados primarios (calidad de vida relacionada con la salud y eventos adversos) mostró que, para estos resultados, no se observaron diferencias entre los grupos.

Solo un estudio incluido (PeNSAMI 2018) evaluó los eventos adversos y el ingreso al hospital. El número reducido de eventos y los intervalos de confianza amplios que cruzaron el valor nulo para ambos resultados indican que, sobre la base de los datos disponibles actuales, no parece haber una diferencia entre las dos intervenciones.

Compleción y aplicabilidad general de las pruebas

Se encontraron tres estudios que evaluaban diferentes intervenciones de cuidados paliativos en pacientes con EM y puntuaciones iniciales en la EDSS ≥ 8,0. Los participantes de los grupos de intervención recibieron visitas semanales de un equipo de cuidados paliativos durante 12 semanas (primera fase de un ensayo cruzado (cross‐over), 16 semanas (un ECA), 12 y 24 semanas (un ECA). Los participantes de los grupos de control recibieron atención habitual y estaban en una lista de espera.

En los tres estudios, el equipo de cuidados paliativos incluyó a diferentes profesionales de la salud que visitaron al participante en el domicilio o dondequiera que se encontrara. Los equipos de cuidados paliativos de los tres estudios incluían a un médico y a un miembro del personal de enfermería, los equipos de dos estudios también tenían psicólogos (NE‐PAL 2015, PeNSAMI 2018), aunque se encontró un administrador solo en un estudio (Edmonds 2010), un trabajador social solo en un estudio (PeNSAMI 2018) y un fisioterapeuta solo en un estudio (NE‐PAL 2015). La identificación de todos los componentes de esta compleja intervención es necesaria para su correcta implementación y para la reproducibilidad de estos hallazgos. La información disponible no permitió identificar todos los componentes de esta intervención compleja que son necesarios para su correcta implementación y reproducibilidad.

Ninguno de los esquemas de cuidados paliativos informados en los tres estudios incluyó claramente actividades físicas y ejercicios, que son intervenciones que podrían proporcionar algún beneficio (Amatya 2018, Kumar 2010).

Algunas limitaciones pueden afectar la aplicabilidad de la evidencia, como el número reducido de participantes incluidos, la puntuación alta de discapacidad de los participantes al inicio y la restricción relacionada con el país de los estudios incluidos (Italia y el Reino Unido).

Existe una falta de estudios que evalúen los siguientes resultados:

  • fatiga: un síntoma que afecta a casi el 80% de los pacientes con EM, y que también se describe como uno de los peores síntomas que experimentan, no fue considerado por ninguno de los estudios incluidos (Khan 2014).

  • función cognitiva: se ha documentado que el deterioro cognitivo tiene un impacto negativo en el empleo, la actividad social y la actividad profesional (Benedict 2002).

La supervivencia sin recaídas y la supervivencia sin evolución sostenida no se consideraron como resultados primarios para esta revisión (debido a que el objetivo de los cuidados paliativos no es su mejoría) y ninguno de los estudios incluidos evaluó estos resultados.

Calidad de la evidencia

Esta revisión identificó solo tres ensayos con solo 146 participantes. No se conoce con certeza la efectividad de los cuidados paliativos para la calidad de vida en comparación con la atención habitual para los pacientes con esclerosis múltiple.

La calidad metodológica general de los estudios incluidos se vio afectada por el sesgo de selección, realización, detección y deserción. Los resultados de interés fueron subjetivos y por lo tanto susceptibles al sesgo relacionado con la falta de cegamiento de los evaluadores de resultados. Como se presenta en la tabla 1 de Resumen de resultados, la certeza del conjunto de evidencia fue muy baja para la calidad de vida relacionada con la salud a largo plazo y los eventos adversos. Se redujo la certeza de la evidencia debido a la calidad metodológica baja de los estudios primarios y a la imprecisión (número reducido de estudios y participantes).

Sesgos potenciales en el proceso de revisión

Se siguieron las recomendaciones del Manual Cochrane para Revisiones Sistemáticas de Intervenciones (Cochrane Handbook for Systematic Reviews of Interventions) (Higgins 2011) en todos los pasos de esta revisión para reducir al mínimo el sesgo. La estrategia de búsqueda fue amplia y sensible y es probable que se identificaran todos los ensayos controlados aleatorios. Lo anterior puede ser considerado uno de los puntos fuertes de esta revisión. Las limitaciones de la revisión incluyen la falta de algunos datos de resultado de los estudios incluidos: entre los nueve resultados de interés para esta revisión, se encontraron datos solo para cinco resultados. Los datos disponibles fueron suficientes solo para el metanálisis de un resultado. Además, aunque los estudios sobre los cuidados paliativos por lo general consideran los resultados de los pacientes y los cuidadores, esta revisión se centró solo en los resultados de los pacientes.

La POS‐MS‐S (Palliative care Outcome Scale ‐ Multiple Sclerosis ‐ Symptoms, Sleeman 2013) fue un resultado primario en dos estudios incluidos (Edmonds 2010; PeNSAMI 2018). Sin embargo, no se planificó evaluar esta medida como un resultado de interés de esta revisión; en cambio, se decidió evaluar los síntomas por separado (p.ej. fatiga, discapacidad, ansiedad).

Acuerdos y desacuerdos con otros estudios o revisiones

No se encontró ninguna otra revisión sistemática que evaluara la misma pregunta clínica considerada aquí. Una revisión de consenso sobre los cuidados paliativos para los pacientes con enfermedades neurológicas encontró evidencia limitada de los cuidados paliativos para los pacientes con EM en cuanto a la mejoría de los síntomas y la calidad de vida (Oliver 2016). Esta revisión de consenso estableció la conclusión de que se necesita más investigación para evaluar los efectos del tratamiento en el área de los cuidados paliativos.

Study flow diagram.
Figures and Tables -
Figure 1

Study flow diagram.

Risk of bias summary: review authors' judgements about each risk of bias item for each included study.
Figures and Tables -
Figure 2

Risk of bias summary: review authors' judgements about each risk of bias item for each included study.

Risk of bias graph: review authors' judgements about each risk of bias item presented as percentages across all included studies.
Figures and Tables -
Figure 3

Risk of bias graph: review authors' judgements about each risk of bias item presented as percentages across all included studies.

Comparison 1 Palliative care versus usual care (intermediate‐term, one month to less than six months post‐intervention), Outcome 1 Health‐related quality of life (SeiQoL‐DW, higher scores means better quality of life) ‐ Change from baseline to 12 weeks.
Figures and Tables -
Analysis 1.1

Comparison 1 Palliative care versus usual care (intermediate‐term, one month to less than six months post‐intervention), Outcome 1 Health‐related quality of life (SeiQoL‐DW, higher scores means better quality of life) ‐ Change from baseline to 12 weeks.

Comparison 1 Palliative care versus usual care (intermediate‐term, one month to less than six months post‐intervention), Outcome 2 Health‐related quality of life (Multiple Sclerosis Impact Scale, higher scores means worst quality of life) ‐ Change in physical score from baseline to 12 weeks.
Figures and Tables -
Analysis 1.2

Comparison 1 Palliative care versus usual care (intermediate‐term, one month to less than six months post‐intervention), Outcome 2 Health‐related quality of life (Multiple Sclerosis Impact Scale, higher scores means worst quality of life) ‐ Change in physical score from baseline to 12 weeks.

Comparison 1 Palliative care versus usual care (intermediate‐term, one month to less than six months post‐intervention), Outcome 3 Health‐related quality of life (Multiple Sclerosis Impact Scale, higher scores means worst quality of life) ‐ Change in psychological score from baseline to 12 weeks.
Figures and Tables -
Analysis 1.3

Comparison 1 Palliative care versus usual care (intermediate‐term, one month to less than six months post‐intervention), Outcome 3 Health‐related quality of life (Multiple Sclerosis Impact Scale, higher scores means worst quality of life) ‐ Change in psychological score from baseline to 12 weeks.

Comparison 1 Palliative care versus usual care (intermediate‐term, one month to less than six months post‐intervention), Outcome 4 Disability (EDSS, higher scores mean worst symptoms) ‐ Change in disability score from baseline to 16 weeks.
Figures and Tables -
Analysis 1.4

Comparison 1 Palliative care versus usual care (intermediate‐term, one month to less than six months post‐intervention), Outcome 4 Disability (EDSS, higher scores mean worst symptoms) ‐ Change in disability score from baseline to 16 weeks.

Comparison 1 Palliative care versus usual care (intermediate‐term, one month to less than six months post‐intervention), Outcome 5 Anxiety (HADS, higher scores means worst symptoms) ‐ Change in anxiety from baseline to 16 weeks.
Figures and Tables -
Analysis 1.5

Comparison 1 Palliative care versus usual care (intermediate‐term, one month to less than six months post‐intervention), Outcome 5 Anxiety (HADS, higher scores means worst symptoms) ‐ Change in anxiety from baseline to 16 weeks.

Comparison 1 Palliative care versus usual care (intermediate‐term, one month to less than six months post‐intervention), Outcome 6 Depression (HADS, higher scores means worst symptoms) ‐ Change in depression from baseline to 16 weeks.
Figures and Tables -
Analysis 1.6

Comparison 1 Palliative care versus usual care (intermediate‐term, one month to less than six months post‐intervention), Outcome 6 Depression (HADS, higher scores means worst symptoms) ‐ Change in depression from baseline to 16 weeks.

Comparison 2 Palliative care versus usual care (long‐term, ≥ six months post‐intervention), Outcome 1 Change in the health‐related quality of life (SeiQoL‐DW, higher scores means better quality of life) ‐ Change from baseline to 24 weeks.
Figures and Tables -
Analysis 2.1

Comparison 2 Palliative care versus usual care (long‐term, ≥ six months post‐intervention), Outcome 1 Change in the health‐related quality of life (SeiQoL‐DW, higher scores means better quality of life) ‐ Change from baseline to 24 weeks.

Comparison 2 Palliative care versus usual care (long‐term, ≥ six months post‐intervention), Outcome 2 Serious adverse events.
Figures and Tables -
Analysis 2.2

Comparison 2 Palliative care versus usual care (long‐term, ≥ six months post‐intervention), Outcome 2 Serious adverse events.

Comparison 2 Palliative care versus usual care (long‐term, ≥ six months post‐intervention), Outcome 3 Hospital admission.
Figures and Tables -
Analysis 2.3

Comparison 2 Palliative care versus usual care (long‐term, ≥ six months post‐intervention), Outcome 3 Hospital admission.

Summary of findings for the main comparison. Palliative care compared to usual care for people with multiple sclerosis (≥ six months post‐intervention)

Palliative care compared to usual care (long time) for people with multiple sclerosis

Patient or population: Adults people with multiple sclerosis (including RRMS, SPMS, PPMS, PRMS)1
Setting: Home‐based
Intervention: Palliative care
Comparison: Waiting List and Usual Care.

Outcomes

Anticipated absolute effects* (95% CI)

Relative effect
(95% CI)

№ of participants
(studies)

Certainty of the evidence
(GRADE)

Comments

Risk with control group (long time)

Risk with Palliative care

Health‐related quality of life

Assessed by: SeiQoL‐DW (higher scores mean better quality of life) Follow‐up: long‐term (24 weeks)

The mean change of the SeiQoL score in the control group was ‐4.0

The mean difference of the SeiQoL score in palliative group was 4.8 higher (‐12.43 lower to 22.03 higher)

58
(1 RCT)

⊕⊝⊝⊝
VERY LOW 2,3

Serious adverse events

Assessed by: number of participants presenting at least one serious adverse event

Follow‐up: long‐term (24 weeks)

269 per 1.000

261 per 1.000
(118 to 571)

RR 0.97
(0.44 to 2.12)

76
(1 RCT)

⊕⊕⊝⊝

LOW 3.4

Hospital admission

Assessed by: number of participants admitted in hospital

Follow‐up: long‐term (24 weeks)

154 per 1.000

120 per 1.000
(37 to 388)

RR 0.78
(0.24 to 2.52)

76
(1 RCT)

⊕⊕⊝⊝

LOW 3,4

Fatigue ‐ Not reported at long term follow‐up

Disability ‐ Not reported at long term follow‐up

Anxiety ‐ Not reported at long term follow‐up

Depression ‐ Not reported at long term follow‐up

*The risk in the intervention group (and its 95% confidence interval) is based on the assumed risk in the comparison group and the relative effect of the intervention (and its 95% CI).

CI: Confidence interval; RR: Risk ratio; OR: Odds ratio;

GRADE Working Group grades of evidence
High certainty: We are very confident that the true effect lies close to that of the estimate of the effect
Moderate certainty: We are moderately confident in the effect estimate: The true effect is likely to be close to the estimate of the effect, but there is a possibility that it is substantially different
Low certainty: Our confidence in the effect estimate is limited: The true effect may be substantially different from the estimate of the effect
Very low certainty: We have very little confidence in the effect estimate: The true effect is likely to be substantially different from the estimate of effect

1 RRMS: Relapsing‐remitting Multiple Sclerosis; SPMS: Secondary‐progressive Multiple Sclerosis; PPMS: Primary‐progressive Multiple Sclerosis; PRMS: Progressive‐relapsing Multiple Sclerosis.

2 Downgraded two levels due to risk of bias (unblinded participants and outcome liable to participant subjective judgement and incomplete outcome data).

3 Downgraded one level due to imprecision (low number of participants and wide confidence interval crossing the null).

4 Downgraded one level for risk of selective reporting (2/3 studies did not report health‐related quality of life measured by SeiQoL‐DW at 24 weeks).

Figures and Tables -
Summary of findings for the main comparison. Palliative care compared to usual care for people with multiple sclerosis (≥ six months post‐intervention)
Comparison 1. Palliative care versus usual care (intermediate‐term, one month to less than six months post‐intervention)

Outcome or subgroup title

No. of studies

No. of participants

Statistical method

Effect size

1 Health‐related quality of life (SeiQoL‐DW, higher scores means better quality of life) ‐ Change from baseline to 12 weeks Show forest plot

2

76

Mean Difference (IV, Random, 95% CI)

6.07 [‐4.91, 17.06]

2 Health‐related quality of life (Multiple Sclerosis Impact Scale, higher scores means worst quality of life) ‐ Change in physical score from baseline to 12 weeks Show forest plot

1

23

Mean Difference (IV, Random, 95% CI)

6.8 [‐11.16, 24.76]

3 Health‐related quality of life (Multiple Sclerosis Impact Scale, higher scores means worst quality of life) ‐ Change in psychological score from baseline to 12 weeks Show forest plot

1

38

Mean Difference (IV, Random, 95% CI)

0.9 [‐3.12, 4.92]

4 Disability (EDSS, higher scores mean worst symptoms) ‐ Change in disability score from baseline to 16 weeks Show forest plot

1

16

Mean Difference (IV, Random, 95% CI)

0.13 [‐0.44, 0.70]

5 Anxiety (HADS, higher scores means worst symptoms) ‐ Change in anxiety from baseline to 16 weeks Show forest plot

1

16

Mean Difference (IV, Random, 95% CI)

2.50 [‐0.94, 5.94]

6 Depression (HADS, higher scores means worst symptoms) ‐ Change in depression from baseline to 16 weeks Show forest plot

1

16

Mean Difference (IV, Random, 95% CI)

‐0.5 [‐4.14, 3.14]

Figures and Tables -
Comparison 1. Palliative care versus usual care (intermediate‐term, one month to less than six months post‐intervention)
Comparison 2. Palliative care versus usual care (long‐term, ≥ six months post‐intervention)

Outcome or subgroup title

No. of studies

No. of participants

Statistical method

Effect size

1 Change in the health‐related quality of life (SeiQoL‐DW, higher scores means better quality of life) ‐ Change from baseline to 24 weeks Show forest plot

1

62

Mean Difference (IV, Random, 95% CI)

4.8 [‐12.32, 21.92]

2 Serious adverse events Show forest plot

1

76

Risk Ratio (M‐H, Random, 95% CI)

0.97 [0.44, 2.12]

3 Hospital admission Show forest plot

1

76

Risk Ratio (M‐H, Random, 95% CI)

0.78 [0.24, 2.52]

Figures and Tables -
Comparison 2. Palliative care versus usual care (long‐term, ≥ six months post‐intervention)