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Progesterona para el síndrome premenstrual

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Resumen

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Antecedentes

Alrededor del 5% de las mujeres experimentan síntomas severos llamados síndrome premenstrual (SPM), solo en las dos semanas previas a sus períodos menstruales. El tratamiento con progesterona puede restablecer una deficiencia, equilibrar los niveles de la menstruales de la hormona o reducir los efectos de la disminución de los niveles de progesterona en el cerebro o en los electrolitos de la sangre.

Objetivos

Los objetivos fueron determinar si la progesterona es un tratamiento efectivo para todos o algunos de los síntomas premenstruales, y si se comunicaron los eventos adversos asociados con este tratamiento.

Métodos de búsqueda

Se realizaron búsquedas en el registro de ensayos del Grupo Cochrane de Trastornos Menstruales y Subfertilidad (Cochrane Menstrual Disorders and Subfertility Group), en el Registro Cochrane Central de Ensayos Controlados (CENTRAL), MEDLINE, EMBASE y PsycINFO, hasta febrero 2011. Se estableció contacto con las compañías farmacéuticas para obtener información sobre los ensayos no publicados, para la primera versión de esta revisión.

Las cadenas de búsqueda se presentan en el Apéndice 2.

Criterios de selección

Se incluyeron ensayos aleatorizados doble ciego controlados con placebo de progesterona en mujeres con síndrome premenstrual diagnosticado por lo menos en dos ciclos prospectivos, sin un trastorno psiquiátrico actual.

Obtención y análisis de los datos

Dos autores de la revisión (BM y OF) de forma independiente extrajeron los datos y decidieron qué ensayos incluir. OF escribió a los investigadores de los ensayos con respecto a los datos faltantes.

Resultados principales

De 17 estudios, solo dos cumplieron los criterios de inclusión. Juntos incluyeron 280 participantes entre 18 y 45 años. Ciento quince produjeron resultados analizables. En ambos estudios se midió la gravedad de los síntomas mediante escalas subjetivas. Debido a que difirieron en cuanto al diseño, los participantes, la dosis de progesterona y la forma de administración, no fue posible combinar los estudios en un metanálisis.

Los eventos adversos que pueden o no haber sido efectos secundarios del tratamiento se describieron como leves.

Ambos ensayos tuvieron deficiencias. Su intención fue excluir a las mujeres cuyos síntomas continuaban después de sus períodos. Cuando se excluyeron del análisis los datos de las mujeres que no fueron elegibles en un ensayo, se comprobó que las demás mujeres se habían beneficiado más de la progesterona que de placebo. El estudio más pequeño no encontró diferencias estadísticamente significativas entre la progesterona oral, la progesterona absorbida por vía vaginal y placebo, pero el informe de los resultados fue incompleto.

Conclusiones de los autores

Los ensayos no demostraron que la progesterona sea un tratamiento efectivo para el síndrome premenstrual, ni que no lo sea. En ninguno de los ensayos se distinguió a un subgrupo de mujeres que se hubieran beneficiado, ni se examinó el éxito alegado con las dosis altas.

Resumen en términos sencillos

Progesterona para el síndrome premenstrual

Hay poca evidencia de calidad para tratar el síndrome premenstrual con progesterona. El 5% o más de las mujeres experimentan síntomas suficientemente graves como para perjudicar el trabajo y las relaciones, solo en los días previos a sus períodos menstruales. Los niveles de progesterona en sangre suelen aumentar después de la ovulación y vuelven a disminuir antes de la menstruación. Se ha indicado que la posible causa del síndrome premenstrual (SPM) podría ser la falta de progesterona o la disminución de sus niveles.

Esta revisión encontró alguna evidencia de alivio con la progesterona, pero los ensayos difirieron en cuanto a la vía de administración, la dosis, la duración del tratamiento y la selección de las participantes. Los resultados también difirieron. Los estudios tuvieron deficiencia en cuanto a los métodos o el tratamiento de los datos de los resultados, o ambos.

Los efectos adversos que pueden o no haber sido el resultado del tratamiento fueron generalmente leves.

Se necesitarían más estudios de investigación para comprobar las afirmaciones sobre la efectividad de dosis más altas de progesterona. Aún no se han refutado ni confirmado. El uso de los síntomas propios de cada mujer para seleccionar a las participantes y valorar los efectos del tratamiento sería más preciso que las listas de verificación de síntomas, en su mayoría poco relevantes. Saber cuántas mujeres tuvieron menos días con síntomas, menos síntomas o más leves, o lo contrario, sería más valioso que los cálculos basados en datos subjetivos de grupos de mujeres.