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Fármacos antiinflamatorios no esteroideos orales para el dolor neuropático

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Antecedentes

Aunque a menudo se considera que faltan suficientes pruebas, los fármacos antiinflamatorios no esteroideos (AINE) se utilizan ampliamente para el control del dolor neuropático. Encuestas anteriores encontraron que del 18% al 47% de las personas afectadas informaron utilizar los AINE específicamente para el dolor neuropático, aunque posiblemente no en el Reino Unido.

Objetivos

Evaluar la eficacia analgésica de los AINE orales para el dolor neuropático crónico en adultos en comparación con placebo u otra intervención activa, así como los eventos adversos asociados con su uso en ensayos clínicos.

Métodos de búsqueda

Se hicieron búsquedas en CENTRAL, MEDLINE y EMBASE desde su inicio hasta el día 29 mayo 2015, además de en las listas de referencias de los artículos y revisiones recuperados, y en registros de ensayos en línea.

Criterios de selección

Se incluyeron los estudios aleatorios doble ciego de dos semanas de duración o más que compararon cualquier AINE oral con placebo u otro tratamiento activo para el dolor neuropático crónico.

Obtención y análisis de los datos

De forma independiente, dos autores de la revisión hicieron la búsqueda de estudios, extrajeron los datos sobre la eficacia y los eventos adversos y examinaron las cuestiones de calidad de los estudios. No se realizaron análisis agrupados.

Resultados principales

Se incluyeron dos estudios con 251 participantes con dolor lumbar crónico con un componente neuropático o neuralgia posherpética; 209 de estos pacientes participaron en un estudio de un AINE experimental no utilizado en la práctica clínica y de los 42 restantes solamente 16 presentaban dolor neuropático. Estos hallazgos representaron solamente pruebas de tercer nivel y la calidad fue muy baja. No hubo indicación de ninguna reducción significativa del dolor con los AINE. Las tasas de eventos adversos fueron bajas, y dichos eventos fueron insuficientes para poder realizar cualquier análisis.

Conclusiones de los autores

No hay pruebas para apoyar o refutar el uso de los AINE orales para tratar las afecciones de dolor neuropático.

PICOs

Population
Intervention
Comparison
Outcome

The PICO model is widely used and taught in evidence-based health care as a strategy for formulating questions and search strategies and for characterizing clinical studies or meta-analyses. PICO stands for four different potential components of a clinical question: Patient, Population or Problem; Intervention; Comparison; Outcome.

See more on using PICO in the Cochrane Handbook.

Fármacos antiinflamatorios no esteroideos orales (AINE) para el dolor neuropático en los adultos

El dolor neuropático es el dolor que proviene de le lesión de los nervios, la médula espinal o el cerebro. Es diferente de los mensajes de dolor transmitidos a lo largo de los nervios sanos a partir del tejido dañado (por ejemplo, una caída o corte o la artritis de la rodilla). El dolor neuropático se trata con fármacos diferentes de los que se utilizan para el dolor causado por daño tisular. Los fármacos que a veces se utilizan para tratar la depresión o la epilepsia pueden ser muy eficaces en algunos pacientes con dolor neuropático.

Generalmente no se considera que los analgésicos utilizados habitualmente como el ibuprofeno (un fármaco antiinflamatorio no esteroideo, o AINE) sean eficaces para tratar el dolor neuropático, pero en algunas partes del mundo se utilizan con frecuencia para las afecciones de dolor neuropático.

En mayo de 2015 se buscaron los ensayos clínicos que utilizaron AINE orales para tratar el dolor neuropático en adultos. Solamente se encontraron dos estudios pequeños que incluyeron 251 participantes con dolor lumbar crónico con un componente neuropático, o presentaban dolor neuropático después de herpes zóster. De estos 251 participantes, 209 se incluyeron en un estudio de un fármaco experimental que no se ha autorizado y no está disponible para el uso.

Los resultados del ensayo indican que no hay diferencias entre los AINE y placebo en cuanto al dolor o los eventos adversos (evidencia de muy baja calidad). No hay pruebas convincentes que señalen si los AINE orales son útiles para tratar las afecciones de dolor neuropático.

Conclusiones de los autores

available in

Implicaciones para la práctica

Para los pacientes con dolor neuropático

No hay pruebas suficientes para apoyar o refutar la indicación de que los AINE orales son eficaces para cualquier afección de dolor neuropático.

Para los médicos

No hay pruebas suficientes para apoyar o refutar la indicación de que los AINE orales son eficaces para cualquier afección de dolor neuropático. La falta de pruebas fiables de la eficacia de los AINE orales es un reto para su uso generalizado continuo.

Para los elaboradores de políticas

No hay pruebas suficientes para apoyar o refutar la indicación de que los AINE orales son eficaces para cualquier afección de dolor neuropático y, a falta de pruebas de apoyo, probablemente no se deben recomendar.

Para los financiadores

No hay pruebas suficientes para apoyar o refutar la indicación de que los AINE orales son eficaces para cualquier afección de dolor neuropático.

Implicaciones para la investigación

General

Se necesitan ensayos aleatorios consistentes grandes, con resultados centrados en el paciente, para producir pruebas para apoyar o refutar la eficacia de los AINE en el dolor neuropático.

Diseño

No hay implicaciones para el diseño de los estudios.

Medición (criterios de evaluación)

No hay implicaciones para la medición.

Comparación entre tratamientos activos

Los AINE no se pueden comparar con otros tratamientos para el dolor neuropático con eficacia establecida.

Antecedentes

available in

El protocolo de esta revisión se basó en una plantilla para las revisiones de los fármacos utilizados para aliviar el dolor neuropático. El objetivo fue que todas las revisiones utilicen los mismos métodos, según los nuevos criterios de lo que constituye evidencia fiable en el dolor crónico (Moore 2010a; Moore 2012a; Apéndice1).

Descripción de la afección

La definición de dolor neuropático de 2011 de la International Association of the Study of Pain es "dolor causado por una lesión o enfermedad del sistema somatosensorial" (Jensen 2011), según una reunión de consenso anterior (Treede 2008). El dolor neuropático es una consecuencia de una respuesta patológica maladaptativa del sistema nervioso al "daño" a partir de una variedad amplia de posibles causas. Se caracteriza por dolor a falta de un estímulo nocivo y puede ser espontáneo (continuo o paroxístico) en sus características temporales o ser evocado por estímulos sensoriales (alodinia mecánica dinámica, en la que el dolor es evocado por el contacto ligero de la piel). El dolor neuropático se asocia con diversos fenómenos clínicos de pérdida sensorial (adormecimiento) y ganancia sensorial (alodinia), y su patrón varía entre paciente y enfermedad, lo que podría reflejar los diferentes mecanismos de dolor que actúan en un paciente individual y que, por lo tanto, es potencialmente predictivo de la respuesta al tratamiento (Demant 2014; Helfert 2015; von Hehn 2012). Estudios de investigación preclínicos han formulado hipótesis de una variedad desconcertante de posibles mecanismos de dolor que pueden actuar en los pacientes con dolor neuropático, lo que refleja en gran parte las respuestas fisiopatológicas en los sistemas nerviosos centrales y periféricos, que incluye las interacciones neuronales con las células inmunitarias (Baron 2012; Calvo 2012; von Hehn 2012). En general, los beneficios del tratamiento en el dolor neuropático, incluso para el más efectivo de los fármacos disponibles, son moderados (Finnerup 2015; Moore 2013a), y aún no se dispone de una clasificación consistente del dolor neuropático (Finnerup 2013).

El dolor neuropático generalmente se divide según la causa de la lesión nerviosa. Puede haber muchas causas, pero algunas causas frecuentes de dolor neuropático incluyen diabetes (neuropatía diabética dolorosa [NDD]), herpes zóster (neuralgia posherpética [NPH]), amputación (dolor del miembro fantasma), dolor neuropático después de cirugía o traumatismo, accidente cerebrovascular o lesión de la médula espinal, neuralgia del trigémino e infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH).

Muchos pacientes con afecciones de dolor neuropático presentan una discapacidad significativa, con dolor moderado o intenso durante muchos años. Las afecciones dolorosas crónicas se encuentran en las cinco de las 11 afecciones principales por años vividos con discapacidad en 2010 (Vos 2012), y son responsables de una considerable pérdida de la calidad de vida, del empleo y del aumento de los costos de la asistencia sanitaria (Moore 2014a).

En las revisiones sistemáticas se informa que la prevalencia general del dolor neuropático en la población general está entre el 7% y el 10% (van Hecke 2014), y alrededor del 7% en una revisión sistemática de los estudios publicados desde 2000 (Moore 2014a). En países individuales, se han informado tasas de prevalencia del 3,3% en Austria (Gustorff 2008), del 6,9% en Francia (Bouhassira 2008) y de hasta el 8% en el Reino Unido (Torrance 2006). Algunas formas de dolor neuropático, como la NDD y el dolor crónico posquirúrgico (que a menudo es de origen neuropático), han aumentado (Hall 2008). Es probable que la prevalencia de NPH disminuya si la vacunación contra el virus del herpes se generaliza.

Las estimaciones de la incidencia varían entre los estudios individuales en cuanto a los orígenes particulares del dolor neuropático, a menudo debido al escaso número de casos. En la atención primaria en el Reino Unido entre 2002 y 2005, las incidencias (por la observación de 100 000 personas‐años) fueron 28 (intervalo de confianza [IC] del 95%: 27 a 30) para la NPH, 27 (26 a 29) para la neuralgia del trigémino, 0,8 (0,6 a 1,1) para el dolor del miembro fantasma y 21 (20 a 22) para la NDD (Hall 2008). Sin embargo, la incidencia de neuralgia del trigémino también se ha calculado en cuatro en 100 000 por año (Katusic 1991; Rappaport 1994), y 12,6 por 100 000 personas‐años para la neuralgia del trigémino y 3,9 por 100 000 personas‐años para la NPH en un estudio de dolor facial en los Países Bajos (Koopman 2009). Una revisión sistemática de dolor crónico demostró que algunas afecciones de dolor neuropático, como la NDD, pueden ser más frecuentes que otras, con tasas de prevalencia de hasta 400 por 100 000 personas‐años (McQuay 2007).

Se sabe que el dolor neuropático es difícil de tratar de forma eficaz y solamente una minoría de los pacientes presenta un efecto beneficioso clínicamente relevante con cualquier intervención. Actualmente se recomienda un enfoque multidisciplinario donde las intervenciones farmacológicas se combinan con intervenciones físicas o cognitivas, o ambas. Generalmente los analgésicos convencionales no son eficaces, pero no hay pruebas para apoyar o refutar ese criterio. Algunos pacientes con dolor neuropático pueden obtener algún beneficio del parche tópico de lidocaína o de la capsaicina tópica a concentración baja, aunque las pruebas acerca de los efectos beneficiosos no están claras (Derry 2012; Derry 2014). La capsaicina tópica a concentración alta puede beneficiar a algunos pacientes con NPH (Derry 2013). Habitualmente el tratamiento del dolor neuropático se basa en los denominados analgésicos no convencionales (moduladores del dolor) como los antidepresivos, entre los que se encuentran la duloxetina y la amitriptilina (Lunn 2014; Moore 2012b; Sultan 2008), o los antiepilépticos como gabapentina o pregabalina (Moore 2009; Moore 2014b; Wiffen 2013).

La proporción de pacientes que logran un alivio del dolor efectivo (habitualmente al menos una reducción de un 50% en la intensidad del dolor; Moore 2013b) es pequeña y en general llega a sólo un 10% a un 25% más que con placebo; número necesario a tratar para un lograr un resultado beneficioso adicional (NNTB) a menudo entre 4 y 10 (Kalso 2013; Moore 2013a). El dolor neuropático no es particularmente diferente de otras afecciones de dolor crónico en las que solamente una proporción pequeña de los participantes del ensayo tienen una buena respuesta al tratamiento (Moore 2013a).

Las guías actuales del National Institute for Health and Care Excellence (NICE) indican ofrecer una opción entre amitriptilina, duloxetina, gabapentina o pregabalina como tratamiento inicial para el dolor neuropático (con la excepción de la neuralgia del trigémino) y cambiar si el primero, el segundo, o el tercer fármaco probado no es eficaz o no es tolerado (NICE 2013). Esta recomendación coincide con otra guía reciente (Finnerup 2015).

Descripción de la intervención

Los fármacos antiinflamatorios no esteroideos (AINE) son los analgésicos utilizados con más frecuencia en general (Laine 2001). Los AINE actúan al inhibir las ciclooxigenasas (COX), que sintetizan las prostaglandinas que están involucradas en la inflamación y el dolor. Las acciones analgésicas y antiinflamatorias de los AINE se atribuyen a la inhibición de la ciclooxigenasa‐2 (COX‐2), mientras que sus efectos gastrointestinales adversos se atribuyen a la inhibición de la ciclooxigenasa‐1 (COX‐1). Los AINE tradicionales como el ibuprofeno son no selectivos. Por lo tanto, los AINE selectivos COX‐2 se desarrollaron para reducir los efectos gastrointestinales adversos, pero posteriormente se encontró que aumentan el riesgo de infarto de miocardio y accidente cerebrovascular. Por consiguiente, el rofecoxib y el valdecoxib se han retirado del mercado (EMEA 2005; FDA 2004). Sin embargo, también se encontró que algunos AINE tradicionales con selectividad relativa para la COX‐2 aumentan el riesgo de infarto del miocardio (Grosser 2011).

De qué manera podría funcionar la intervención

Una hipótesis actual es que el daño a los nervios periféricos está seguido de una reacción inflamatoria que se relaciona con un aumento en la producción de prostaglandinas, lo que amplifica las corrientes de sodio y la entrada de calcio en las neuronas nociceptivas periféricas, y mejora la liberación de neurotransmisores en el sistema nervioso central y la despolarización de las neuronas nociceptivas de segundo orden (Vo 2009). Datos preclínicos indican una patogenia inmune del dolor neuropático, pero las pruebas clínicas de una función central del sistema inmunitario están menos claras (Calvo 2012). Los AINE inhiben la producción de prostaglandinas y, por lo tanto, podrían reducir la hipersensibilidad sensorial periférica y central que ocurre con la inflamación nerviosa asociada con la lesión. Se ha mostrado que los AINE reducen la hipersensibilidad sensorial en modelos animales (Hasnie 2007; Kawakami 2002).

Por qué es importante realizar esta revisión

Aunque a menudo se considera que se carece de pruebas adecuadas, los AINE se utilizan ampliamente en el control del dolor neuropático (Di Franco 2010; Vo 2009). Encuestas anteriores encontraron que el 18% al 47% de los pacientes afectados informaron utilizar los AINE específicamente para el dolor neuropático (Vo 2009), aunque posiblemente no en el Reino Unido (Hall 2013). Por lo tanto, es aconsejable evaluar las mejores pruebas sobre la eficacia y la seguridad de los AINE para controlar el dolor neuropático. En el dolor crónico en general y el dolor neuropático en particular, pocos fármacos producen un buen nivel de alivio del dolor, que el paciente desea, en más allá de una minoría de los pacientes (Moore 2013a), lo que hace que sea importante realizar una revisión adecuada de la eficacia y los efectos perjudiciales. Esta revisión ayudará a los elaboradores de políticas, a los médicos y a los consumidores a tomar decisiones con respecto al uso de los AINE para controlar el dolor neuropático.

Las normas utilizadas para evaluar las pruebas en los ensayos de dolor crónico han cambiado sustancialmente, y se le ha prestado una atención especial a la duración del ensayo, los retiros y la imputación estadística posterior al retiro, todo lo cual puede alterar sustancialmente la estimación de la eficacia. El cambio más importante es el paso de utilizar las puntuaciones promedio de dolor, o el cambio promedio en las puntuaciones de dolor, al número de pacientes que tienen una disminución grande en el dolor (de al menos el 50%); se ha mostrado que este nivel de alivio del dolor se correlaciona con mejorías en los síntomas concomitantes, la función y la calidad de vida.

Los ensayos incluidos y analizados necesitaban cumplir un mínimo de calidad del informe (cegamiento, asignación al azar), validez (duración, dosis y momento, diagnóstico, resultados, etc.) y tamaño (idealmente al menos 500 participantes en una comparación en la que el NNT es cuatro o más) (Moore 1998; Moore 2010a). Lo anterior fija normas altas y marca una diferencia con respecto a cómo se han realizado las revisiones sistemáticas anteriormente. Estas normas se han propuesto en la guía de referencia de los autores del Grupo Cochrane de Dolor, Apoyo y Curas Paliativas (Cochrane PaPaS Group 2012). Esta revisión sistemática Cochrane utilizó las normas para evaluar las pruebas y considerar la significación estadística y clínica, con el objetivo de proporcionar un resumen de la eficacia analgésica y la seguridad de los AINE para el dolor neuropático.

Objetivos

available in

Evaluar la eficacia analgésica de los fármacos antiinflamatorios no esteroideos (AINE) orales para el dolor neuropático crónico en adultos en comparación con placebo u otra intervención activa, y los eventos adversos asociados con su uso en ensayos clínicos.

Métodos

available in

Criterios de inclusión de estudios para esta revisión

Tipos de estudios

Se incluyeron los ensayos controlados aleatorios (ECA) con evaluación doble ciego de los resultados de los participantes después de dos semanas de tratamiento o más (aunque el énfasis de la revisión estuvo en los estudios de ocho semanas o más). Se requirió la publicación completa en revistas, con la excepción de los resúmenes de los resultados de ensayos clínicos en línea por otra parte inéditos y los resúmenes con datos suficientes para el análisis. No se incluyeron resúmenes cortos (generalmente informes de reuniones). Se excluyeron los estudios no aleatorios, los estudios de dolor experimental, los informes de casos y las observaciones clínicas.

Tipos de participantes

Los estudios incluyeron participantes adultos de 18 años de edad y más. Los participantes presentaban una o más de una amplia variedad de afecciones crónicas de dolor neuropático que incluyen:

  1. neuropatía asociada con el cáncer;

  2. dolor neuropático central;

  3. síndrome de dolor regional complejo (SDRC) Tipo II;

  4. neuropatía por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH);

  5. neuropatía diabética dolorosa (NDD);

  6. dolor del miembro fantasma;

  7. neuralgia posherpética (NPH);

  8. dolor neuropático postoperatorio o traumático;

  9. lesión de la médula espinal;

  10. neuralgia del trigémino.

Cuando los estudios incluyeron participantes con más de un tipo de dolor neuropático, se planificó analizar los resultados según la afección primaria.

Tipos de intervenciones

Se incluyeron los estudios que utilizaron AINE a cualquier dosis, por vía oral, administrados para el alivio del dolor neuropático y en comparación con placebo o cualquier comparador activo (por ejemplo, otro AINE).

Tipos de medida de resultado

Se previó que los estudios utilizarían diversas medidas de resultado y la mayoría de los estudios utilizaría escalas estándar subjetivas (escala de calificación numérica [ECN]) o escala analógica visual [EAV]) para la intensidad del dolor o el alivio del dolor, o ambos. Hubo un interés particular en las definiciones de la Initiative on Methods, Measurement, and Pain Assessment in Clinical Trials (IMMPACT) del efecto beneficioso moderado y significativo en los estudios de dolor crónico (Dworkin 2008). Éstos se definieron como al menos el 30% de alivio del dolor a partir del valor inicial (moderado), al menos el 50% de alivio del dolor a partir del valor inicial (significativo), mucho mejor o muchísimo mejor según la Patient Global Impression of Change (PGIC) (moderado) y muchísimo mejor según la PGIC (significativo). Estos resultados son diferentes de los utilizados en la mayoría de las revisiones anteriores (Seidel 2013), que se concentran en resultados dicotómicos en los que las respuestas de dolor no siguen una distribución normal (gaussiana). Las personas con dolor crónico desean niveles altos de analgesia, idealmente más del 50%, y con un dolor que no sea peor que leve (O'Brien 2010). En esta revisión el punto temporal preferido de las medidas de resultado fue a la semana 12, que se considera un punto de medición estándar y generalmente es solicitado por los organismos reguladores (Moore 2010a). Sin embargo, se previó que habría datos muy limitados y se han incluido estudios que informan resultados en otros puntos temporales, desde dos semanas en adelante.

Se planificó incluir una tabla "Resumen de los hallazgos" como señala la guía de los autores (Cochrane PaPaS Group 2012). No se ha incluido una tabla de "Resumen de los resultados" porque no hubo información útil para incluir.

Resultados primarios

  1. Alivio del dolor informado por el paciente de un 30% o más

  2. Alivio del dolor informado por el paciente de un 50% o más

  3. Mejoría importante o muy importante en la PGIC

  4. Mejoría muy importante en la PGIC

Resultados secundarios

  1. Cualquier resultado relacionado con el dolor que indica alguna mejoría

  2. Retiros debido a falta de eficacia

  3. Participantes que presentaron cualquier evento adverso

  4. Participantes que experimentaron algún evento adverso. Generalmente los eventos adversos graves incluyen cualquier evento o efecto médico adverso que a cualquier dosis provoque la muerte, sea potencialmente mortal, requiera hospitalización o prolongación de la hospitalización existente, provoque discapacidad o incapacidad persistente o significativa, sea una anomalía congénita o defecto congénito, sea un "evento médico importante" que pueda poner en peligro al paciente, o pueda requerir una intervención para prevenir una de las características / consecuencias anteriores.

  5. Retiro debidos a eventos adversos

  6. Eventos adversos específicos, particularmente somnolencia y mareos

Métodos de búsqueda para la identificación de los estudios

Búsquedas electrónicas

We searched the following databases, without language restrictions.

  • Cochrane Central Register of Controlled Trials (CENTRAL, via the Cochrane Register of Studies Online database (CRSO)) to 29 May 2015.

  • MEDLINE (via Ovid) from 1946 to 29 May 2015.

  • EMBASE (via Ovid) from 1974 to 29 May 2015.

The search strategies for CENTRAL, MEDLINE, and EMBASE are listed in Appendix 2, Appendix 3, and Appendix 4, respectively.

Búsqueda de otros recursos

We reviewed the bibliographies of identified RCTs and review articles, contacted authors and known experts in the field, and searched ClinicalTrials.gov (ClinicalTrials.gov) and World Health Organization International Clinical Trials Registry Platform (ICTRP) (apps.who.int/trialsearch/) to identify additional published or unpublished data.

Obtención y análisis de los datos

We have included a Preferred Reporting Items for Systematic Reviews and Meta‐Analyses (PRISMA) flow chart (Liberati 2009).

Selección de los estudios

We determined eligibility by reading the abstract of each study identified by the search. We eliminated studies that clearly did not satisfy inclusion criteria, and we obtained full copies of the remaining studies. Two review authors read these studies independently and reached agreement by discussion. We did not anonymise the studies in any way before assessment.

Extracción y manejo de los datos

Two review authors independently extracted data using a standard form and checked for agreement before entry into the Cochrane Collaboration's statistical software, Review Manager 2014, or any other analytical tool. We included information about the pain condition and number of participants treated, drug and dosing regimen, study design (placebo or active control), study duration and follow‐up, analgesic outcome measures and results, withdrawals and adverse events (participants experiencing any adverse event, or a serious adverse event).

Evaluación del riesgo de sesgo de los estudios incluidos

We used the Oxford Quality Score as the basis for inclusion, limiting inclusion to studies that were randomised and double‐blind as a minimum (Jadad 1996).

Two authors independently assessed the risk of bias in each study, using the criteria outlined in the Cochrane Handbook for Systematic Reviews of Interventions (Higgins 2011), and adapted from those used by the Cochrane Pregnancy and Childbirth Group, with any disagreements resolved by discussion.

We assessed the following for each study.

  1. Random sequence generation (checking for possible selection bias). We assessed the method used to generate the allocation sequence as: low risk of bias (any truly random process, eg random number table; computer random number generator); unclear risk of bias (method used to generate sequence not clearly stated). We excluded studies using a non‐random process (eg odd or even date of birth; hospital or clinic record number).

  2. Allocation concealment (checking for possible selection bias). The method used to conceal allocation to interventions prior to assignment determines whether intervention allocation could have been foreseen in advance of, or during, recruitment, or changed after assignment. We assessed the methods as: low risk of bias (eg telephone or central randomisation; consecutively numbered sealed opaque envelopes); unclear risk of bias (method not clearly stated). We excluded studies that did not conceal allocation and were, therefore, at a high risk of bias (open list) (eg open list).

  3. Blinding of outcome assessment (checking for possible detection bias). We assessed the methods used to blind study participants and outcome assessors from knowledge of which intervention a participant received. We assessed the methods as: low risk of bias (study stated that it was blinded and described the method used to achieve blinding, eg identical tablets; matched in appearance and smell); unclear risk of bias (study stated that it was blinded but did not provide an adequate description of how it was achieved). We excluded studies that were not double‐blind.

  4. Incomplete outcome data (checking for possible attrition bias due to the amount, nature and handling of incomplete outcome data). We assessed the methods used to deal with incomplete data as: low risk (less than 10% of participants did not complete the study and/or used 'baseline observation carried forward' analysis); unclear risk of bias (used 'last observation carried forward' analysis); high risk of bias (used 'completer' analysis).

  5. Size of study (checking for possible biases confounded by small size). We assessed studies as being at low risk of bias (200 or more participants per treatment arm); unclear risk of bias (50 to 199 participants per treatment arm); high risk of bias (fewer than 50 participants per treatment arm).

Medidas del efecto del tratamiento

We planned to calculate the NNT as the reciprocal of the absolute risk reduction (ARR) (McQuay 1998). For unwanted effects, the NNT would became the number needed to treat to harm (NNH) and be calculated in the same manner. We planned to use dichotomous data to calculate risk ratio (RR) with 95% confidence intervals (CIs) using a fixed‐effect model unless we found significant statistical heterogeneity (Assessment of heterogeneity). We would not use continuous data in analyses. In the event, we did not carry out any analysis.

Cuestiones relativas a la unidad de análisis

We accepted randomisation to individual participant only. The control treatment arm would be split between active treatment arms in a single study if the active treatment arms were not combined for analysis.

Manejo de los datos faltantes

We planned to use an intention‐to‐treat (ITT) analysis where the ITT population consisted of participants who were randomised, took at least one dose of the assigned study medication, and provided at least one post‐baseline assessment. Missing participants would be assigned zero improvement where possible. In the event, we did not carry out any analysis.

Evaluación de la heterogeneidad

We planned to deal with clinical heterogeneity by combining studies that examined similar conditions. We planned to assess statistical heterogeneity visually (L'Abbé 1987), and using the I2 statistic. When the I2 value was greater than 50%, we intended to consider possible reasons for this. There were insufficient data to carry out any assessment of heterogeneity.

Evaluación de los sesgos de notificación

The aim of this review was to use dichotomous data of known utility (Moore 2010d). The review did not depend on what authors of the original studies chose to report or not, although clearly difficulties arose if studies failed to report dichotomous results.

We planned to assess publication bias using a method designed to detect the amount of unpublished data with a null effect required to make any result clinically irrelevant (usually taken to mean an NNT of 10 or higher) (Moore 2008). In the event there were insufficient data to assess publication bias.

Síntesis de los datos

We planned to analyse according to individual painful conditions, because placebo response rates with the same outcome can vary between conditions, as can the drug‐specific effects (Moore 2009a). We would use a fixed‐effect model for meta‐analysis, but planned to use a random‐effects model if there was significant clinical heterogeneity and it was considered appropriate to combine studies.

We examined data for each painful condition in three tiers, according to outcome and freedom from known sources of bias.

The first tier used data meeting current best standards, where studies reported the outcome of at least 50% pain intensity reduction over baseline (or its equivalent), without the use of last observation carried forward (LOCF) or other imputation method other than baseline observation carried forward (BOCF) for dropouts, reported an ITT analysis, lasted eight or more weeks, had a parallel‐group design, and had at least 200 participants (preferably at least 400) in the comparison (Moore 2010a; Moore 2012a). We planned to report these top‐tier results first.

The second tier used data from at least 200 participants, but where one or more of the above conditions was not met (for example, reporting at least 30% pain intensity reduction, using LOCF or a completer analysis, or lasting four to eight weeks).

The third tier of evidence used data from fewer than 200 participants, or where there were expected to be significant problems because, for example, of very short duration studies of less than four weeks, where there was major heterogeneity between studies, or where there were shortcomings in allocation concealment, attrition, or incomplete outcome data. For this third tier of evidence, no data synthesis is reasonable, and may be misleading, but an indication of beneficial effects might be possible.

In the event, no pooling of data was possible because there were not at least two studies involving at least 200 participants that reported dichotomous data in any one type of neuropathic pain.

Análisis de subgrupos e investigación de la heterogeneidad

We planned to conduct subgroup analyses to investigate heterogeneity according to:

  1. different dosages of NSAIDs;

  2. different time points of outcome measurement.

However, there were insufficient data.

Análisis de sensibilidad

We planned to conduct a sensitivity analysis by excluding studies with high risk of bias (having one or more domains on the 'Risk of bias' tool judged as 'high risk' as per the guidance provided in the Cochrane Handbook for Systematic Reviews of Interventions (Higgins 2011), with all remaining trials judged at low risk of bias). However, there were insufficient data.

Results

Description of studies

Results of the search

Electronic searches identified 181 records in CENTRAL, 464 in MEDLINE, and 385 in EMBASE. After de‐duplication and screening we retained 10 possible studies for inclusion. Searches of on‐line clinical trial registries identified a further four. Figure 1 shows the flow diagram of study selection. Nine studies did not fulfil the entry criteria and three from ClinicalTrials.gov were either terminated or are still ongoing, but without any results. That left two studies for inclusion (251 participants).


Flow diagram.

Flow diagram.

Included studies

The two included studies were in back pain, reporting data for participants with pain with a neuropathic component (Romano 2009), or in postherpetic neuralgia (Shackelford 2009). In both cases participants had initial pain of at least moderate severity. Both studies were short duration, of two or three weeks. One examined the effects of celecoxib alone and in combination with pregabalin (Romano 2009), and the other an experimental NSAID, GW406381, at two doses compared with placebo (Shackelford 2009). Together, these studies reported results on 251 participants with neuropathic pain. See Characteristics of included studies.

Excluded studies

We excluded nine studies (Cohen 1987; Dellemijn 1994; Jaffé 1974; Patarica‐Huber 2011; Pop‐Busui 2015; Solak 2007; Videman 1984; Weber 1993; Yu 2008). Reasons for exclusion were that studies were not randomised (Cohen 1987; Pop‐Busui 2015; Solak 2007), not double blind (Patarica‐Huber 2011; Yu 2008), were not conducted in conditions with a clear neuropathic component or where no indication of the presence of neuropathic pain was given (Jaffé 1974; Videman 1984; Weber 1993), or were below the threshold of two weeks of treatment (Dellemijn 1994). See Characteristics of excluded studies.

Risk of bias in included studies

The Oxford Quality scores for the included studies were 3 or 4 out of 5. Neither study described blinding in detail.

Figure 2 shows the 'Risk of bias' summary.


Risk of bias summary: review authors' judgements about each risk of bias item for each included study.

Risk of bias summary: review authors' judgements about each risk of bias item for each included study.

Allocation

One study had low risk of bias for sequence generation (Romano 2009), but there were no details for allocation concealment. The other study did not report methods for either sequence generation or allocation concealment, and was judged to be at unclear risk of bias for this domain (Shackelford 2009.

Blinding

Both studies reported being double blind, but no methods were described.

Incomplete outcome data

One study reported only on completers, and we judged it to be at high risk of bias (Romano 2009). The other used LOCF imputation, and we judged the risk of bias as unclear in the circumstance of a short duration study (Shackelford 2009).

Selective reporting

We found no selective reporting bias.

Other potential sources of bias

Small size was a problem (high risk of bias) for Romano 2009, as it reported on only 16 participants who had a neuropathic component to their pain according to the study's strict diagnostic criteria. The other study had around 70 participants per group, and we judged that study to be at unclear risk of bias for this domain (Shackelford 2009).

Effects of interventions

Efficacy of NSAIDs

Given the small number of studies and the small size of the studies, there was no top tier evidence, and no second tier evidence. Only third tier evidence was available. We present efficacy results for the studies in Appendix 5.

Romano 2009 reported only on pre‐treatment and 4‐week post‐treatment with a celecoxib dose of 3 to 6 mg/kg/day (200 to 400 mg daily) in 16 participants with chronic low back pain and a Leeds Assessment of Neuropathic Symptoms and Signs (LANSS) score of 12 and above. The mean pre‐treatment pain score was 47/100 mm, and the mean post‐treatment score was 46/100 mm. By contrast, the post‐treatment score was significantly reduced with both pregabalin and pregabalin plus celecoxib.

Shackelford 2009 reported on 25 mg and 50 mg of an experimental NSAID, GW406381, compared with placebo over three weeks of treatment in 209 participants with postherpetic neuralgia. For no outcome was there a statistically significant difference between GW406381 and placebo.

Adverse events and withdrawals

There were too few data to draw any conclusions about adverse events and withdrawals, details of which are in Appendix 6. There were numerically slightly more adverse events and withdrawals with GW406381 than with placebo in Shackelford 2009.

Serious adverse events were reported in 4/143 participants with GW406381 and none with placebo (Shackelford 2009). No deaths were reported in either study.

Discusión

available in

Resumen de los resultados principales

El resultado principal fue que no hubo información útil para emitir valoraciones acerca de la eficacia o la seguridad de los AINE orales para tratar el dolor neuropático en general, o para cualquier afección de dolor neuropático específica. Solamente 225 participantes de dos estudios incluidos proporcionaron alguna información, y solamente 16 para un AINE (celecoxib) que es probable que se utilice en la práctica clínica.

Romano 2009 definió el dolor neuropático sobre la base de la puntuación Leeds Assessment of Neuropathic Symptoms and Signs (LANSS). Hay dificultades con la definición de casos de dolor neuropático utilizada en este estudio, y no hay seguridad con respecto a que el uso de la escala LANSS sola sea adecuadamente capaz de distinguir un componente neuropático del dolor que se origina de otras fuentes. No hay seguridad con respecto al escenario hipotético de un paciente con una puntuación LANSS mayor de 12 pero que era concebible que pudiera tener una combinación de dolor no neuropático y neuropático (es decir, una puntuación LANSS alta quizás identifique un caso de dolor neuropático, pero no excluye dolor no neuropático coexistente), especialmente si estos ocurren en el mismo sitio. La interpretación de los resultados es difícil, no solamente debido a los números pequeños.

Vale la pena observar que GW406381, que no mostró eficacia en la neuralgia posherpética (Shackelford 2009), tuvo eficacia en un modelo de dolor agudo de extracción del tercer molar, en la migraña y en la osteoartritis de la rodilla (Boswell 2008; Varner 2009; Wentz 2008). Por lo tanto, a pesar de que el fármaco no está disponible, el estudio aporta las mejores pruebas que se tienen de que los AINE pueden no ser eficaces en el dolor neuropático.

La mayoría de los estudios excluidos o los estudios en curso no habrían aportado pruebas útiles adicionales. Patarica‐Huber 2011, en un estudio aleatorio pero abierto, no encontró un efecto beneficioso adicional de agregar diclofenaco a la gabapentina en 75 participantes con dolor neuropático después del tratamiento antineoplásico para el cáncer de mama.

Compleción y aplicabilidad general de las pruebas

Las pruebas disponibles tuvieron muy escasa relevancia para la práctica clínica. Los AINE se utilizaron con frecuencia para el tratamiento del dolor neuropático en una revisión reciente (Vo 2009), aunque aparentemente no fue así en el Reino Unido (Hall 2013); la falta de pruebas para apoyar su uso en esta afección es sorprendente. La llamativa discrepancia entre el uso generalizado de los AINE por los pacientes con dolor neuropático y un consenso evidente entre los especialistas en dolor de que estos medicamentos carecen de eficacia para el dolor neuropático no se ha resuelto mediante esta revisión. La falta de pruebas fiables de la eficacia de AINE es un reto para su uso generalizado continuo.

Calidad de la evidencia

La calidad de las pruebas fue deficiente. Se identificaron dos estudios, solamente uno utilizó una intervención que está disponible y solamente 16 participantes de este estudio cumplieron los criterios de inclusión de esta revisión. El estudio no informó ninguno de los resultados primarios de esta revisión, que son de validez clínica conocida, pero presentaron resultados de la media de los grupos de un resultado que, como regla, no sigue una distribución gaussiana.

Sesgos potenciales en el proceso de revisión

No se conocen sesgos potenciales en el proceso de revisión. Se realizó una amplia búsqueda en las bases de datos con mayores probabilidades de incluir estudios pertinentes y, según el conocimiento de los autores de la revisión y los colegas en esta área de tratamiento, se considera poco probable que haya un gran número de pruebas no identificadas o no publicadas que muestren un efecto grande de los AINE orales.

Acuerdos y desacuerdos con otros estudios o revisiones

Los resultados de esta revisión, que muestra muy pocas pruebas con respecto a los AINE en el dolor neuropático, reflejan los de una revisión similar anterior (Vo 2009). Ni la guía NICE actual, ni una revisión sistemática grande de farmacoterapia en esta población, mencionan el uso de los AINE para el dolor neuropático (Finnerup 2015; NICE 2013).

Flow diagram.
Figures and Tables -
Figure 1

Flow diagram.

Risk of bias summary: review authors' judgements about each risk of bias item for each included study.
Figures and Tables -
Figure 2

Risk of bias summary: review authors' judgements about each risk of bias item for each included study.