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Tratamiento farmacológico para los síntomas asociados con la ansiedad en pacientes adultos bajo cuidados paliativos

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Antecedentes

Ésta es una actualización de una revisión Cochrane publicada por primera vez en 2004 (Número 1) y actualizada previamente en 2012 (Número 10). La ansiedad es frecuente en los pacientes que reciben cuidados paliativos. Puede ser una respuesta natural a la compleja incertidumbre de tener una enfermedad incapacitante o una muerte inminente, aunque puede representar un problema clínicamente significativo en sí mismo.

Objetivos

Evaluar la efectividad del tratamiento farmacológico para tratar los síntomas de ansiedad en adultos con una enfermedad progresiva e incapacitante que se consideran en el último año de vida.

Métodos de búsqueda

Se realizaron búsquedas para esta actualización hasta mayo de 2016. Se hicieron búsquedas en CENTRAL, MEDLINE (Ovid), Embase (Ovid), CINAHL (EBSCO), PsychLIT (Silver Platter) y PsycINFO (Ovid). Se realizaron búsquedas en siete registros de ensayos y en siete registros de ensayos de la industria farmacéutica. Se realizaron búsquedas manuales en los resúmenes de congresos de la European Association of Palliative Care.

Criterios de selección

Ensayos controlados aleatorios que examinaban el efecto del tratamiento farmacológico para el tratamiento de los síntomas de ansiedad en pacientes adultos bajo cuidados paliativos, es decir, pacientes con una enfermedad progresiva e incapacitante conocida que ya no responde al tratamiento curativo, incluidas las enfermedades cardíacas, respiratorias y neurológicas avanzadas (incluida la demencia). Los tratamientos de comparación incluyeron placebo; otro tratamiento farmacológico o un programa de dosis diferente; o una intervención no farmacológica como asesoramiento, terapia cognitivo‐conductual o terapia de relajación.

Obtención y análisis de los datos

Dos autores de la revisión examinaron de forma independiente los títulos y resúmenes para identificar los artículos potencialmente relevantes para la inclusión en la revisión. Se buscaron informes de texto completo para todos los artículos retenidos en esta etapa y dos autores de las revisiones los evaluaron de forma independiente para su inclusión en la revisión. Se planificó evaluar el riesgo de sesgo y extraer los datos, incluida la información sobre los eventos adversos. Se planificó evaluar la evidencia mediante GRADE y crear una tabla de "Resumen de los resultados".

Resultados principales

En esta actualización, se identificaron 707 artículos potencialmente relevantes y se buscaron los informes de texto completo de 10 de dichos artículos. Al examinar estos informes de texto completo, se excluyeron ocho y dos están en espera de clasificación, ya que no se dispone de información suficiente para tomar una decisión. Por lo tanto, en esta actualización no se encontraron estudios que cumplieran con los criterios de inclusión. Para la revisión original, se identificaron, y luego se excluyeron, los informes de texto completo de seis estudios potencialmente relevantes. Para la actualización de 2012 se buscaron y excluyeron dos informes de texto completo. Por lo tanto, no se encontraron estudios que evaluaran la efectividad de los fármacos para tratar los síntomas de ansiedad en pacientes bajo cuidados paliativos.

Conclusiones de los autores

Hay una falta de evidencia para establecer una conclusión acerca de la efectividad del tratamiento farmacológico para los síntomas de ansiedad en pacientes adultos bajo cuidados paliativos. Hasta la fecha, no se encontraron estudios que cumplieran con los criterios de inclusión para esta revisión. Se espera información adicional para dos estudios que pueden incluirse en una actualización futura. Se necesitan ensayos controlados aleatorios que evalúen el tratamiento de la ansiedad como un criterio de evaluación primario para establecer los efectos beneficiosos y perjudiciales del tratamiento farmacológico para el tratamiento de la ansiedad en pacientes bajo cuidados paliativos.

PICOs

Population
Intervention
Comparison
Outcome

The PICO model is widely used and taught in evidence-based health care as a strategy for formulating questions and search strategies and for characterizing clinical studies or meta-analyses. PICO stands for four different potential components of a clinical question: Patient, Population or Problem; Intervention; Comparison; Outcome.

See more on using PICO in the Cochrane Handbook.

Fármacos para ayudar a reducir la ansiedad en pacientes que se acercan al final de la vida debido a una enfermedad

Pregunta de la revisión

El objetivo fue responder a la pregunta "¿qué tan buenos son los fármacos para tratar la ansiedad y la preocupación en los adultos que padecen una enfermedad que empeora y que se hallan en el último año de su vida?".

Antecedentes

La ansiedad o la preocupación son un problema común para los pacientes que presentan una enfermedad que empeora y que se encuentran en el último año de vida. Los pacientes pueden sentirse ansiosos por muchas razones. Estas razones incluyen la preocupación por el dolor y el tratamiento, la dependencia de otras personas para ayudarlos y el hecho de tener que enfrentar la muerte. La ansiedad puede dar lugar que los pacientes tengan dificultades para lidiar con su enfermedad. La ansiedad puede causar que otros problemas empeoren y sean más difíciles de manejar, como el dolor o la falta de aliento. Para los pacientes que se acercan al final de su vida debido a una enfermedad, es importante reducir la preocupación siempre que sea posible. El uso de algunos medicamentos puede ayudar a reducir la ansiedad. Sin embargo, la ansiedad en los pacientes que se están acercando al final de la vida no se ha estudiado mucho. Los pacientes con ansiedad a menudo no reciben un tratamiento adecuado para su ansiedad.

Se buscaron estudios que consideraban qué tan buenos son los medicamentos para reducir la preocupación en adultos que se acercan al final de su vida. El interés se centró en los estudios que comparaban el uso de un medicamento con ningún medicamento, otro medicamento o una dosis diferente de dicho medicamento, o tratamientos que incluyen hablar con alguien o terapia de relajación. El interés se centró en los estudios que medían la ansiedad. Se consideraron los ensayos diseñados para asegurar que los participantes tuvieran la misma oportunidad de recibir cualquiera de los tratamientos que se estaban examinando en cada ensayo. Esta revisión se publicó por primera vez en 2004 y se actualizó en 2012. Ésta es la segunda actualización. Se realizaron búsquedas de estudios para incluir en esta revisión hasta mayo de 2016.

Resultados clave

No se encontraron estudios para incluir en esta revisión. No se encontraron estudios para la revisión original de 2004 ni para la actualización de 2012. Existe una falta de estudios que evalúen el efecto de los fármacos en la reducción de la ansiedad en adultos que se acercan al final de su vida. Se encontraron dos estudios relevantes que pueden incluirse en una actualización futura, aunque se necesita más información antes de emitir un juicio. La ansiedad puede tener un gran impacto en la forma en que un paciente puede enfrentar su enfermedad y, por lo tanto, se necesita saber cómo reducir la ansiedad. Se necesitan estudios de buena calidad sobre cómo reducir la ansiedad.

Conclusiones de los autores

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Implicaciones para la práctica

Debido a la falta de evidencia sobre la función del tratamiento farmacológico para la ansiedad en pacientes bajo cuidados paliativos, esta revisión no puede establecer conclusiones específicas en cuanto a ningún medicamento o clase de fármaco en esta población de pacientes. Según lo que se conoce, las guías clínicas de las principales organizaciones de salud de todo el mundo recomiendan tratamientos no farmacológicos para la ansiedad en pacientes bajo cuidados paliativos, como el apoyo psicológico y la intervención (NICE 2004), en lugar del tratamiento farmacológico, excepto en los últimos días de vida (NICE 2015). En el caso de ansiedad grave, las guías recomiendan la derivación a un psiquiatra (National Consensus Project 2009). Además, existe evidencia de la efectividad de la terapia cognitivo‐conductual como intervención psicológica (Moorey 2009).

Hasta que haya evidencia que indique efectos perjudiciales causados por los fármacos que se utilizan en la actualidad en los cuidados paliativos para controlar la ansiedad, es probable que su uso continúe. Sin embargo, su administración debe basarse en la gravedad de los síntomas y en una evaluación del riesgo de aumento de la sensibilidad a los fármacos. Tal como se trató en la revisión, las causas subyacentes de la ansiedad deben evaluarse de manera minuciosa para determinar si la causa de la ansiedad del paciente está relacionada con otro tratamiento de los síntomas o con la administración de otros medicamentos o sustancias. Si es apropiado, el tratamiento de otros síntomas (por ejemplo, el dolor) o la eliminación de un agente que esté causando o exacerbando la ansiedad (por ejemplo, la cafeína) pueden evitar la necesidad de administrar otro medicamento para tratar la ansiedad. Si se inicia la administración de medicamentos, debe realizarse en una dosis más baja que la que se prescribiría para pacientes físicamente sanos y cualquier aumento debe intentarse con precaución y teniendo en cuenta los otros medicamentos que pueda estar recibiendo el paciente (Roth 2007). El grupo de fármacos de preferencia comúnmente establecido en la literatura para pacientes bajo cuidados paliativos (antes de la fase final de muerte) son las benzodiacepinas de acción corta, como el lorazepam o el midazolam (Henderson 2006; Klein 2011; Roth 2007).

Implicaciones para la investigación

Implicaciones generales

Debido a la falta de evidencia de la efectividad del tratamiento farmacológico para la ansiedad en pacientes con una enfermedad incapacitante, es necesario realizar investigaciones sobre este tema.

Diseño

Se necesitan ensayos controlados aleatorios (ECA), con un poder estadístico adecuado y con más de 200 participantes por brazo.

Medición (criterios de evaluación)

La depresión y la ansiedad a menudo se miden con la misma escala, por lo que es necesario que los ensayos futuros evalúen e informen específicamente las medidas de ansiedad. El diagnóstico de ansiedad debe estar definido con claridad y ser un criterio de evaluación discreto para el ensayo. Los resultados deben evaluarse utilizando herramientas validadas.

Otros

Los ECA deben cumplir con la declaración CONSORT (Schulz 2010).

Antecedentes

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Descripción de la afección

Esta es la segunda actualización de la revisión "Drug therapy for anxiety in adult palliative care patients" (Tratamiento farmacológico para la ansiedad en pacientes adultos bajo cuidados paliativos) publicada originalmente en el número 1; 2004 (Jackson 2004) de la Cochrane Library y publicada como primera actualización en el número 10; 2012 (Candy 2012).

La ansiedad puede ser una afección insuperable y paralizante. Impacta en la capacidad de la persona para lidiar con las emociones y funcionar en el entorno social, y puede dar lugar a que los síntomas físicos sean más difíciles de manejar (Spencer 2010). En las etapas avanzadas de una enfermedad progresiva e incapacitante, también puede manifestarse con depresión concomitante y dar lugar a que el paciente experimente dificultades aún mayores (Mitchell 2011; Wilson 2007). Los síntomas de ansiedad incluyen sentimientos de temor, miedo, irritabilidad y tensión. Desde el punto de vista cognitivo, la ansiedad se manifiesta como preocupación excesiva o dificultad para concentrarse. Los síntomas conductuales incluyen tendencias evasivas o compulsivas, y los síntomas físicos y somáticos incluyen diarrea, sudoración, inquietud, fatiga e insomnio. Las pacientes también pueden presentarse a la consulta con síntomas más agudos, como palpitaciones, taquicardia y dificultad para respirar (Thielking 2003). La ansiedad es un término que engloba una serie de trastornos, específicamente los trastornos de ansiedad generalizada (TAG), la ansiedad inducida por sustancias, los trastornos de adaptación, los trastornos obsesivo‐compulsivos, las fobias específicas como en respuesta a las intervenciones médicas, los trastornos de pánico y el trastorno de estrés postraumático (DSM‐5 2013). En un estudio se encontró que el TAG y el trastorno de pánico son los trastornos de ansiedad más comunes en los pacientes con enfermedades avanzadas (Wilson 2007). La importancia de un enfoque holístico para controlar todos los síntomas, incluida la ansiedad, ha sido reafirmada por los marcos en torno a la atención paliativa y al final de la vida, incluidas las guías Ambitions for Palliative and End of Life Care (National Palliative and End of Care 2015) y National Institute for Health and Care Excellence (NICE) sobre el final de la vida (NICE 2011a).

En los pacientes con una enfermedad incapacitante progresiva, la ansiedad puede ser una reacción natural a los extraordinarios desafíos psicológicos y físicos a los que deben enfrentarse, incluida la incertidumbre en cuanto al pronóstico y al tratamiento que a menudo se asocian con la situación. La prevalencia de síntomas de ansiedad excesiva no se ha investigado mucho, aunque es una de las razones más comunes para realizar una consulta psiquiátrica en este grupo de pacientes (Roth 2007). La ansiedad puede aumentar debido a una amplia gama de preocupaciones que se enfrentan, tales como qué tan bien se controlarán los síntomas, el aumento de la dependencia de otras personas, el aumento del aislamiento social, la confrontación con problemas existenciales, y una creciente incapacidad para apoyar y estar con la familia y los amigos. La ansiedad también puede ocurrir como resultado del control deficiente de los síntomas, como el dolor, o el uso de medicamentos. A pesar de estos riesgos conocidos, la ansiedad en los pacientes con enfermedades terminales no se diagnostica ni se trata de manera suficiente, y se investiga menos ampliamente que la depresión (Kolva 2011; Wilson 2007).

Uno de los desafíos de los cuidados paliativos es distinguir entre la ansiedad excesiva o maladaptativa y la angustia normal. Existen numerosas causas; en particular, ha estado altamente correlacionada con el dolor no controlado (Payne 1995). Además, muchos estudios que analizan los estados psiquiátricos en pacientes con un diagnóstico de incapacidad no separan con claridad sus evaluaciones de los estados de depresión y ansiedad ni definen con claridad sus poblaciones de estudio con respecto a dónde se encuentra el paciente en cuanto al transcurso de la enfermedad. Este hecho hace más difícil identificar si la ansiedad está asociada con etapas específicas del transcurso de la enfermedad, como la fase paliativa.

La ansiedad puede ser una manifestación de un cambio en el estado metabólico, como la hipoxia o la hipoglucemia, o en la fase de muerte (las últimas 48 horas de vida) como parte del resultado de la insuficiencia orgánica múltiple. Determinados fármacos que se usan comúnmente en el cuidado de los pacientes cerca del final de la vida pueden producir síntomas que se pueden confundir con ansiedad, por ejemplo, acatisia o inquietud motora. Los mismos incluyen fenotiazinas (p.ej. proclorperazina), butirofenonas (p.ej. haloperidol), metotrimeprazina y metoclopramida. La interrupción abrupta de determinadas sustancias también puede dar lugar a abstinencia y precipitar un estado de ansiedad, por ejemplo, el alcohol, la nicotina, los anticonvulsivos, las benzodiacepinas, la clonidina, los corticosteroides, los opiáceos y los sedantes‐hipnóticos (Maguire 1993). Varios fármacos y sustancias se asociaron con los síntomas de ansiedad y, por lo tanto, antes de modificar el régimen de tratamiento farmacológico siempre se deben examinar de forma exhaustiva los antecedentes de medicación (Jackson 2000).

Descripción de la intervención

Aunque existen guías clínicas para el tratamiento de la ansiedad clínicamente significativa (Baldwin 2005; NICE 2011b; NICE 2015), pocas son específicas para los cuidados paliativos en los que los tratamientos pueden necesitar ser diferentes debido a la carga psicológica y física adicional de vivir con una enfermedad terminal (National Consensus Project 2009; NICE 2004; NICE 2015). El tratamiento en el contexto de los cuidados paliativos puede incluir técnicas conductuales, como la terapia cognitivo‐conductual (TCC) (Moorey 2009) y la farmacoterapia. Al decidir sobre las opciones de tratamiento, el médico tiene que considerar si el paciente tiene suficiente energía para participar en las intervenciones no farmacológicas y el tiempo necesario para establecer el beneficio de dichas intervenciones. Al decidir si un enfoque farmacológico puede ser útil, la gravedad de los síntomas del paciente y el grado en que interfieren con la función y el bienestar general son factores importantes que deben ser considerados. Además, el médico debe evaluar si el paciente presenta compromiso de la función hepática y renal, y también debe considerar los efectos adversos potenciales del tratamiento farmacológico. Las benzodiacepinas de acción corta, como el lorazepam y el oxazepam, suelen ser los fármacos preferidos para los enfermos terminales (Breitbart 1996; Henderson 2006; Noyes 1998; Roth 2007). Sin embargo, pueden no ser adecuados para todos los pacientes debido a los efectos adversos como la sedación excesiva y la confusión, que se asocian con un mayor riesgo de caídas. Además, si las benzodiacepinas se administran durante más de unas pocas semanas, existe el riesgo potencial de dependencia física. La literatura sobre cuidados paliativos enumera una variedad de otros agentes potencialmente útiles en el tratamiento de la ansiedad, incluidos los antidepresivos, la buspirona, la clorpromazina, el haloperidol, la hidroxizina, la levomepromazina, la ketamina y los fármacos antipsicóticos atípicos (p.ej. olanzapina, risperidona) (Khojainova 2002; Mintzer 2001).

De qué manera podría funcionar la intervención

Esta revisión explora la evidencia de la efectividad de los fármacos para el tratamiento de la ansiedad en pacientes bajo cuidados paliativos. Estos medicamentos tienen una variedad de mecanismos de acción, incluidos algunos fármacos cuyo mecanismo exacto se desconoce. Se puede considerar que el tratamiento farmacológico para la ansiedad funciona a partir de dos enfoques distintos. El primero está relacionado con el mecanismo de acción a nivel de los neurotransmisores del sistema nervioso central. Los mismos incluyen dopamina, ácido gamma amino butírico (GABA), noradrenalina y serotonina.

El segundo enfoque está dirigido a reducir los síntomas físicos de ansiedad que resultan de la hiperactividad autonómica, tales como temblores y palpitaciones. En algunos casos, son estas manifestaciones físicas las que empeoran los aspectos cognitivos de la ansiedad, como la incapacidad para concentrarse o la sensación de aprensión. El uso de fármacos como los betabloqueantes, que disminuyen la frecuencia cardíaca, puede reducir o eliminar estas manifestaciones físicas y así reducir el impacto general de la ansiedad. El uso de agentes para tratar las manifestaciones físicas puede reducir o posiblemente eliminar la necesidad de agentes destinados a alterar los sistemas neurotransmisores.

Por qué es importante realizar esta revisión

La ansiedad es un trastorno angustiante que es particularmente común y problemático para los pacientes que se enfrentan a las etapas avanzadas de una afección incapacitante. La ansiedad excesiva puede manifestarse como síntomas físicos y emocionales y puede reducir la capacidad del paciente para sobrellevar física y mentalmente esta afección incapacitante. Los fármacos representan una forma de aliviar la ansiedad del paciente, aunque la elección del fármaco más apropiado depende de que el médico tenga acceso a evidencia que examine la efectividad de los fármacos para la ansiedad en pacientes con afecciones incapacitantes. Según lo que se conoce, antes de la revisión original en 2004 no ha habido una búsqueda sistemática de la bibliografía internacional de la evidencia con respecto a la efectividad del tratamiento farmacológico para los trastornos de ansiedad en pacientes bajo cuidados paliativos.

Objetivos

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Evaluar la efectividad del tratamiento farmacológico para tratar los síntomas de ansiedad en adultos con una enfermedad progresiva e incapacitante que se consideran en el último año de vida.

Métodos

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Criterios de inclusión de estudios para esta revisión

Tipos de estudios

Ensayos controlados aleatorios (ECA).

Tipos de participantes

Pacientes adultos bajo cuidados paliativos (a partir de 18 años) cuyos síntomas de ansiedad fueron descritos por los autores del ensayo como más allá de lo que podría considerarse normal en este grupo de pacientes. Lo anterior podría capturarse como una puntuación equivalente a los síntomas clínicamente significativos en una escala validada, como la Hamilton Anxiety Rating Scale (HAM‐A) (Hamilton 1959).

Se incluyeron ensayos en los que la ansiedad se describió como un trastorno, por ejemplo, trastorno de adaptación, trastorno obsesivo‐compulsivo, fobia, trastorno de pánico, trastorno de estrés postraumático o TAG. Se intentó verificar que los síntomas informados como clínicamente significativos fueran medidos con escalas validadas, y si la población fue descrita como con un trastorno de ansiedad (específicamente TAG, ansiedad inducida por sustancias, trastornos de adaptación, trastornos obsesivo‐compulsivos, fobias específicas como en respuesta a intervenciones médicas, trastornos de pánico y trastorno de estrés postraumático), que se definió mediante la Classification of Disease (ICD) (ICD‐10 2010) o el Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (DSM‐III 1980; DSM‐R 1987; DSM‐IV 1994; DSM‐IV‐TR 2000; DSM‐5 2013).

Para los fines de la revisión, se definió a los pacientes bajo cuidados paliativos como pacientes con una enfermedad progresiva e incapacitante, que ya no responden a los tratamientos modificadores de la enfermedad y que se consideraban (aproximadamente) en el último año de vida y eran, o serían, elegibles para recibir cuidados paliativos. No se incluyeron los estudios en los que los participantes se encontraban en el transcurso de las últimas 24 a 48 horas de vida. En dicho periodo, los síntomas de ansiedad también pueden ser en parte una manifestación de procesos irreversibles como la insuficiencia orgánica múltiple, y el tratamiento puede diferir del que se considera en las fases anteriores del trastorno.

Tipos de intervenciones

Las intervenciones para la ansiedad incluyeron cualquier tipo de tratamiento farmacológico, por ejemplo, antagonistas de los receptores de 5‐HT3, agentes ansiolíticos, agentes antidepresivos, agentes antipsicóticos y antipsicóticos atípicos, benzodiazepinas, butirofenonas, fenotiazinas, antihistamínicos, barbitúricos, sedantes hipnóticos, fármacos antiepilépticos, ketamina y betabloqueantes. No se incluyó ningún fármaco no convencional, como las hierbas medicinales.

Los tratamientos de comparación incluyeron placebo; otro tratamiento farmacológico o un programa de dosis diferente; o una intervención no farmacológica como asesoramiento, TCC o terapias de relajación.

Tipos de medida de resultado

Resultados primarios

  • Ansiedad: los estudios fueron elegibles para su inclusión cuando informaban de la ansiedad medida con una escala validada que considerara la ansiedad sola o como subescala. Algunos ejemplos de instrumentos validados incluyen los siguientes:

    • Hamilton Anxiety Rating Scale (HAM‐A) (Hamilton 1959);

    • subescala de ansiedad Symptom Check List‐90 (SCL‐90) (Derogatis 1983);

    • Diagnostic Interview Schedule (DIS) (Robins 1981);

    • Affects Balance Scale (ABS) (Bradburn 1969);

    • Hospital Anxiety and Depression Scale (HADS) (Zigmond 1983);

    • Edmonton Symptom Assessment System (ESAS) (Bruera 1991);

    • Profile of Mood States (Pollock 1979);

    • Rotterdam Symptoms Checklist (de Haes 1996);

    • Palliative Care Outcome Scale (o Patient Outcome Scale) (Hearn 1999);

    • Support Team Assessment Schedule (STAS) (Higginson 1993);

    • Beck Anxiety Inventory (BAI) (Beck 1988);

    • State‐Trait Anxiety Inventory (STAI) (Spielberger 1983).

Se informaron los resultados de ansiedad evaluados a la semana.

Resultados secundarios

  • Depresión medida con cualquier escala validada, ya sea sola o como una subescala. Algunos ejemplos de instrumentos validados incluyen:

    • Hospital Anxiety and Depression Scale (HADS) (Zigmond 1983);

    • Beck Depression Inventory (BDI) (Beck 1961).

  • Disnea medida con una escala validada. Un ejemplo incluye:

    • St George's Respiratory Questionnaire (Jones 1991).

  • Insomnio medido con cualquier escala validada. Los ejemplos incluyen:

    • Insomnia Severity Index (Bastien 2001);

    • Pittsburgh Sleep Quality Index (Buysse 1989);

    • Athens Insomnia Scale (Soldatos 2000).

  • Participantes que experimentaron cualquier evento adverso, como sedación o fracaso del tratamiento.

  • Retiros debidos a la falta de eficacia, a los eventos adversos o por cualquier causa.

Métodos de búsqueda para la identificación de los estudios

Búsquedas electrónicas

To identify studies for inclusion in this review, we developed detailed search strategies for each electronic database searched. These were based on the search strategy developed for MEDLINE but revised appropriately for each database. The search strategy used in the original review run in 2003 is reported in Appendix 1 and the search strategies used in the first update of 2012 are presented in Appendix 2, Appendix 3, Appendix 4, Appendix 5, Appendix 6, and Appendix 7. The search strategies used in 2016 for the second update of this review are reported in Appendix 8. We also updated the list of drugs included in the search and re‐ran the search for these for all years to May 2016 (see Appendix 9).

Databases searched

  • The Cochrane Central Register of Controlled Trials (CENTRAL; 2016, Issue 4) (Cochrane Register of Studies Online) (18 May 2016).

  • MEDLINE (OVID) (1966 to May week 1 2016).

  • Embase (OVID) (1980 to 16 May 2016).

  • CINAHL (EBSCO) (1982 to 18 May 2016).

  • PsychLIT (Silver Platter) (1974 to 2000).

  • PsycINFO (OVID) (1990 to May week 2 2016).

For the original review, the Cochrane Pain, Palliative & Supportive Care Register was searched to July 2003 but its contents are now captured by CENTRAL and so we did not search it for this update.

Búsqueda de otros recursos

We searched the following trials and pharmaceutical industry trials registers.

Trials registers searched

For the original review and the first update, we searched the ISRCTN Trials Register (www.controlled‐trials.com/isrctn) to 2012, but its contents are captured by the WHO Portal and so we did not search it for this second update in 2017.

Pharmaceutical industry trials registers searched

Conference abstracts

For this second update of the review, we handsearched the following conference abstracts:

  • World Research Congress EAPC (2012 and 2014);

  • World Congress EAPC (2013 and 2015).

We did not search the EAPC 2016 conference abstracts as the conference was not held until June 2016.

Reference lists

We searched the reference lists of review articles.

Unpublished data

We did not seek unpublished studies.

Language

The search was not restricted by language of publication.

Obtención y análisis de los datos

Selección de los estudios

In this update, two review authors (SS and CM) independently assessed titles and abstracts for eligibility for inclusion in the review. We sought full‐text reports of all potentially relevant studies remaining after the initial assessment and two review authors (SS and CM) independently assessed these against our predefined inclusion criteria. We resolved any disagreements between the review authors by consulting a third review author (NP). Where we identified posters or conference abstracts which we considered potentially relevant, we sought full‐text reports of the study and, if unsuccessful, we contacted study authors to seek further information. Where English translations for studies published in another language were not available at the screening stage, we obtained full‐text reports and translated these initially using an electronic translator. We reported reasons for excluding full‐text reports. See Characteristics of excluded studies table.

Extracción y manejo de los datos

We designed a data extraction form to collect the following data:

  • publication details;

  • study eligibility criteria;

  • study details (e.g. aim, start and end date, ethics approval);

  • participant characteristics (e.g. number of participants, age, sex, diagnosis of anxiety, study setting);

  • description of intervention and comparator (e.g. duration of treatment, timing, delivery, number randomised to groups);

  • outcome details (e.g. instrument used to evaluate anxiety, time points when outcomes were assessed, withdrawals).

Evaluación del riesgo de sesgo de los estudios incluidos

We planned for two review authors (SS and CM) to independently assess risk of bias for each study, using the criteria outlined in the Cochrane Handbook for Systematic Reviews of Interventions (Higgins 2011), with any disagreements resolved by discussion. We planned to complete a 'Risk of bias' table for each included study using the 'Risk of bias' tool in Review Manager 5 (RevMan 2014).

We aimed to assess the following for each study.

  • Random sequence generation (checking for possible selection bias). We planned to assess the method used to generate the allocation sequence as: low risk of bias (any truly random process, e.g. random number table; computer random number generator); unclear risk of bias (method used to generate sequence not clearly stated). We planned to exclude studies using a non‐random process (e.g. odd or even date of birth; hospital or clinic record number).

  • Allocation concealment (checking for possible selection bias). The method used to conceal allocation to interventions prior to assignment determines whether intervention allocation could have been foreseen in advance of, or during, recruitment, or changed after assignment. We planned to assess the methods as: low risk of bias (e.g. telephone or central randomisation; consecutively numbered sealed opaque envelopes); unclear risk of bias (method not clearly stated). We aimed to exclude studies that did not conceal allocation (e.g. open list).

  • Blinding of participants and personnel (checking for possible performance bias). We planned to assess the methods used to blind study participants and personnel from knowledge of which intervention a participant received. We aimed to assess methods as: low risk of bias (study stated that it was blinded and described the method used to achieve blinding, such as identical tablets matched in appearance or smell, or a double‐dummy technique); unclear risk of bias (study stated that it was blinded but did not provide an adequate description of how it was achieved). Studies that were not double‐blind were considered to have high risk of bias.

  • Blinding of outcome assessment (checking for possible detection bias). We aimed to assess the methods used to blind study participants and outcome assessors from knowledge of which intervention a participant received. We planned to assess the methods as: low risk of bias (study had a clear statement that outcome assessors were unaware of treatment allocation, and ideally described how this was achieved); unclear risk of bias (study stated that outcome assessors were blind to treatment allocation but lacked a clear statement on how it was achieved). We considered studies where outcome assessment was not blinded as having a high risk of bias.

  • Selective reporting (checking for reporting bias). We aimed to assess whether primary and secondary outcome measures were prespecified and whether these were consistent with those reported. We aimed to assess selective reporting as: low risk of bias (studies reported primary and secondary outcomes); high risk of bias (not all prespecified outcomes reported or only for certain data collection time points).

  • Incomplete outcome data (checking for possible attrition bias due to the amount, nature and handling of incomplete outcome data). We planned to assess the methods used to deal with incomplete data as: low risk of bias (less than 10% of participants did not complete the study or used 'baseline observation carried forward' analysis), or both; unclear risk of bias (used 'last observation carried forward' analysis); high risk of bias (used 'completer' analysis).

  • Size of study (checking for possible biases confounded by small size). We aimed to assess studies as being at low risk of bias (200 participants or greater per treatment arm); unclear risk of bias (50 to 199 participants per treatment arm); high risk of bias (fewer than 50 participants per treatment arm)

Medidas del efecto del tratamiento

We planned to analyse dichotomous data as odds ratios and 95% confidence intervals (CI) and continuous data as mean difference and 95% CI.

Cuestiones relativas a la unidad de análisis

For any RCTs using a cross‐over design, we planned to use only data from the first comparative phase prior to cross‐over. This decision was based on the possibility of a carry‐over of treatment effect from the drug evaluation or a comparative treatment.

Manejo de los datos faltantes

For this review, we expected a significant loss to follow‐up due to participants' declining health. We planned to report trial attrition rates in the 'Risk of bias' table. This would have included, if available, reasons for attrition per treatment arm. Where study data were missing but might have been available, we planned to contact the authors to obtain missing outcome data where possible. We planned not to exclude trials on the basis of missing data.

Evaluación de la heterogeneidad

If meta‐analysis had been possible, we planned to use the I² statistic to assess heterogeneity among the trials in each analysis. If we identified substantial heterogeneity (i.e. I² greater than 50%), we aimed to report it and explore possible causes by performing prespecified subgroup analysis.

Evaluación de los sesgos de notificación

If meta‐analysis had been possible using 10 or more studies, we planned to explore publication bias using Egger's test and by inspection of funnel plots for symmetry.

Síntesis de los datos

We planned to combine study data to provide a pooled effect estimate using a fixed‐effect model. If we had found no substantial heterogeneity, we planned to use a random‐effects model to check the robustness of the fixed‐effect model. If substantial statistical heterogeneity had been observed, we would have used the random‐effects model a priori.

If we had found studies that reported a mixture of change‐from‐baseline and final value scores, we would have only combined data if the studies reported the outcome using the same measurement scale.

Where there were insufficient studies to undertake a meta‐analysis, we planned to combine individual studies in a narrative review.

Quality of the evidence

We planned that two review authors (SS and CM) would independently rate the quality of the outcomes. We planned to use the GRADE system to rank the quality of the evidence using the GRADEprofiler Guideline Development Tool software (GRADEpro GDT 2015), and the guidelines provided in Section 12.2 of the CochraneHandbook for Systematic Reviews of Interventions (Higgins 2011).

The GRADE approach uses five considerations (study limitations, consistency of effect, imprecision, indirectness and publication bias) to assess the quality of the body of evidence for each outcome. The GRADE system uses the following criteria for assigning grade of evidence:

  • high: we are very confident that the true effect lies close to that of the estimate of the effect;

  • moderate: we are moderately confident in the effect estimate; the true effect is likely to be close to the estimate of effect, but there is a possibility that it is substantially different;

  • low: our confidence in the effect estimate is limited; the true effect may be substantially different from the estimate of the effect;

  • very low: we have very little confidence in the effect estimate; the true effect is likely to be substantially different from the estimate of effect.

We planned to decrease the grade rating by one (‐1) or two (‐2) if we identified:

  • serious (‐1) or very serious (‐2) limitation to study quality;

  • important inconsistency (‐1);

  • some (‐1) or major (‐2) uncertainty about directness;

  • imprecise or sparse data (‐1);

  • high probability of reporting bias (‐1).

'Summary of findings' table

We planned to include six 'Summary of findings' tables to present the main findings for the primary outcome (anxiety) and five secondary outcomes (depression, breathlessness, insomnia, adverse events and withdrawals) in a transparent and simple tabular format. In particular, we planned to include key information concerning the quality of evidence, the magnitude of effect of the interventions examined, and the sum of available data.

Análisis de subgrupos e investigación de la heterogeneidad

If three or more studies reported relevant data, we planned to perform the following subgroup analyses:

  • men versus women;

  • mild or moderate anxiety versus severe anxiety;

  • follow‐up no greater than one month versus follow‐up greater than one month.

Análisis de sensibilidad

We planned to perform sensitivity analyses to explore the influence of the following factors:

  • excluding unpublished studies;

  • excluding studies considered at high risk of selection bias in terms of adequate allocation concealment, detection bias in terms of blinded outcome assessment and attrition bias due to follow‐up of less than 80% of participants in each arm;

  • excluding studies using the following filters:

    • industry funded;

    • non‐validated scales used for measuring effect;

    • non‐validated diagnostic criteria.

Results

Description of studies

Results of the search

We retrieved 707 potentially relevant studies from the electronic searches and four from other sources for this second update. After removing duplicates, we screened 597 articles for inclusion in the review. We assessed full‐text reports of 10 articles. Figure 1 shows the results of the search.


Study flow diagram.

Study flow diagram.

Included studies

Of the 10 full‐text reports we assessed for inclusion in this update, we did not identify any studies fulfilling our criteria.

Excluded studies

In this update, we excluded eight reports for the following reasons: five did not include a patient population of interest, specifically it was considered that three included participants with depression and not anxiety (Centeno 2012; Dauchy 2015; Ng 2014), and two included participants not considered at a palliative stage of disease (Kronish 2012; Yazici 2012); two were not an RCT (Grob 2011; Irwin 2013), and one study was discontinued (Daubert 2014). See Characteristics of excluded studies table. Overall, there are 16 excluded studies.

Studies awaiting classification

Two studies provided insufficient information on which to make a decision regarding inclusion, despite attempts to contact the authors for further information (Hart 2012; Usmani 2013).

Ongoing studies

We did not identify any ongoing studies.

Risk of bias in included studies

We did not identify any relevant studies.

Effects of interventions

We did not identify any relevant studies.

Discusión

available in

Resumen de los resultados principales

No se encontraron estudios que evaluaran la efectividad del tratamiento farmacológico para los síntomas de ansiedad en adultos con una enfermedad incapacitante progresiva y que se consideraban en el último año de vida. Hubo una falta de ECA; aunque se identificaron cinco ECA, tres estudios evaluaron la depresión en lugar de la ansiedad y, por lo tanto, fueron excluidos. Hay dos estudios en espera de clasificación que pueden incluirse en una actualización futura.

Compleción y aplicabilidad general de las pruebas

No fue posible encontrar evidencia de la efectividad del tratamiento farmacológico en pacientes adultos bajo cuidados paliativos que presentan síntomas de ansiedad.

Calidad de la evidencia

No se identificaron estudios para incluir en la revisión y, por lo tanto, no es posible evaluar la calidad de la evidencia.

Sesgos potenciales en el proceso de revisión

Se realizó una búsqueda exhaustiva de estudios, incluida la búsqueda en los registros de ensayos y la búsqueda manual de resúmenes de congresos sin restricciones en cuanto al idioma de los informes de los estudios. Un problema potencial que se encontró al identificar los artículos para la inclusión fue que al leer por primera vez un artículo, el título y el resumen podrían sugerir que los participantes del estudio experimentaban ansiedad aunque, al examinarlos más en detalle, los participantes habían sido evaluados con escalas que medían predominantemente la depresión y, por lo tanto, los estudios no cumplieron con los criterios de inclusión.

Acuerdos y desacuerdos con otros estudios o revisiones

Se realizó una revisión sistemática del tratamiento de la ansiedad para los pacientes con cáncer bajo cuidados paliativos en un momento similar a la primera actualización de esta revisión Cochrane (Nübling 2012). Nübling 2012 incluyó cuatro ECA en su revisión, aunque afirmó que no hizo recomendaciones en cuanto a los tratamientos farmacológicos basado en los hallazgos de estos cuatro estudios debido a las "deficiencias en los estudios o en los análisis". Los cuatro estudios se excluyeron de la revisión Cochrane original de 2004 debido a que los participantes del estudio no se consideraron los de interés para esta revisión. Traeger 2012 examinó la evidencia del tratamiento de la ansiedad en pacientes con cáncer e identificó dos de los estudios incluidos en la revisión de Nübling 2012. Traeger 2012 estableció la conclusión de que la posibilidad de encontrar evidencia de tratamientos efectivos de la ansiedad en pacientes con cáncer es desafiante debido a que la ansiedad es un problema complejo, por lo que es difícil hacer un diagnóstico de ansiedad y evaluar los efectos del tratamiento.

Study flow diagram.
Figures and Tables -
Figure 1

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